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01 julio 2009

Juan Ripollés. Pan para hoy… ¿Y mañana que? II Parte

Estimados lectores.

Siguiendo con el tema referido a la autentica calidad y “originalidad” de la obra de Juan Ripollés, quiero abordar en esta segunda y última entrega, algunas cuestiones referentes al método y uso de los diversos materiales, que este pintor emplea para realizar sus trabajos, lo cual nos invitaría nuevamente a reflexionar sobre una inquietante posibilidad de riesgo en la conservación y restauración de su obra pictórica (principalmente de aquellas realizadas en Técnicas Mixtas) donde es evidente que el pintor ha manipulado de manera un tanto arbitraria y con total libertad irresponsable, los diferentes materiales, técnicas y procedimientos que se emplean en las confección de dichas obras, algo que nos viene a demostrar una vez más, su escaso conocimiento y/o su mala praxis, en los aspectos técnicos y artesanales que debe conocer siempre un pintor para garantizar un resultado mucho más perdurable de su trabajo, alertándonos significativamente sobre el posible riesgo que esto representa para la conservación y restauración de las colecciones tanto de las privadas, como de las publicas que ya existen y de aquellas que están por llegar. Dicho de otro modo, ¿Existe en la obra de Juan Ripollés una garantía real, de los aspectos de durabilidad y conservación en su obra, o por el contrario, estaríamos ante un trabajo de difícil y costosa labor de conservación y restauración, que en el peor de los casos, viviría destinada a desaparecer parcial o totalmente en un tiempo relativamente breve?

Como ya vengo apuntando desde el artículo anterior, para un pintor es fundamental el rigor en el conocimiento especializado, así como un estudio conciente de un método, que le facilite un control de los aspectos técnicos, de los procedimientos y materiales, y de los medios que debe utilizar, con el fin de lograr un control mayor de sus aplicaciones y efectos. De esta manera, se podrá sacar el máximo de provecho, asegurándose de que los resultados serán más permanentes, estables y duraderos en el tiempo. El incumplimiento de estas reglas, provocaría irremediablemente unos consecuencias impredecibles y generalmente perniciosas para la durabilidad y la conservación de la obra de arte, máxime si en su elaboración han participado diferentes técnicas, materiales y procedimientos, como es el caso de las Técnicas Mixtas, muy usadas por este pintor y por consiguiente, muy diseminada entre sus coleccionistas.

Con este planteamiento vengo a ratificarme una vez más, en la denuncia de insustancialidad teórico – conceptual, hacia aquellos que le atribuyen a los aspectos del oficio en arte, una importancia menor. Hasta los mismos predecesores del arte Conceptualistas allá por los años 40 del pasado siglo XX, que abordaban el recurso de lo efímero, se preocupaban en dejar testimonios de sus fugaces acciones artísticas, en soportes mucho más estables y duraderos como la fotografía, el video o los dibujos de estudio previo a la acción, los cuales le garantizaran una constancia en el tiempo del hecho artístico y por consiguiente, mayor trascendencia en lo testimonial.

Pero aun así una cosa es, que el recurso de lo efímero sea justificación conceptual para avalar una obra que pretende abordar un tema o intención determinada y otra bien distinta sea, que aquella obra por la que se ha pagado una cantidad de dinero nada despreciable, con el objetivo bien sea, por goce y disfrute estético (esto es extraño, pero posible) o como inversión, para dejarlo en herencia a nuestros hijos y nietos, nos dure menos que un dulce en la puerta de un colegio, esto sin duda, sí sería dramáticamente preocupante, ¿no creen?

Algún que otro “experto” en estas materia, me ha llegado a decir que los materiales que usa Ripollés son de primerísima calidad, que tanto sus pinturas, disolventes, pigmentos, barnices, aceites, como sus lienzos, son de primeras marcas y que eso por si solo ya es una garantía, defendiendo con este “argumento” la curiosa y a mi entender “clasista” teoría, de que el deterioro de la pintura está estrechamente vinculado a la calidad del producto que utilicemos, por ejemplo, si pintamos con una marca desconocida y barata corremos más riesgo de deterioro en nuestros trabajos que si lo hacemos con una más cara y de mayor calidad, y esto no es necesariamente así. Según nos dice en su libro, “Materiales y Técnicas del Arte” Ralph Mayer, fundador del Instituto de Investigación de Técnicas Artísticas y sin duda una de las voces más autorizadas en el mundo sobre estas cuestiones que… “sobre la calidad de los materiales pictóricos, debe tenerse en cuenta que la calidad de las pinturas y bases no es por si misma una garantía infalible de permanencia y eficacia. Muchos fracasos se deben al manejo indebido de los materiales”. Un ejemplo valiosísimo además de muy ilustrativo, en el mal manejo de los materiales y sus procedimientos, lo podemos encontrar en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=Krv4jW1HKXs

Estimados amigos un vez más, y a pesar de lo que muchos pretendan defender y justificar, Ripollés se encuentra también aquí, con el espejo de sus limitaciones, solo que esta vez, no se trata de apreciaciones sugestivas respaldadas sobre gustos y preferencias estéticas, que tantos esgrimen para su defensa, las reacciones químicas provocadas por un mal manejo de ellas, no entienden de eso, ni de la “incontrolada” creatividad que le ha imposibilitado al “maestro” someterse al rigor de la disciplina y el conocimiento académico, aquí se trata de “comprar” humo a precio de oro, de tener o no tener en casa, una estatua de sal, que debemos trasportar descubierta en plena ventisca, “todo lo demás”, es una película de Woody Allen.

Muchas gracias

Amaury Suárez

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