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30 septiembre 2010

Dos en Uno

Estimados lectores:

Ya a punto de terminar este mes de septiembre quiero dedicar este artículo de opinión, a dos exposiciones que también están a punto de concluir la semana próxima, me estoy refiriendo a las de Marc A. Pérez Oliván, que se exhibe en el Centro Municipal de Cultura de nuestra ciudad, que como todo sabemos se encuentra ubicado en la calle Antonio Maura, 4 y a la de Clara Evangelina Socías, que en este caso la podemos encontrar en el espacio expositivo del Centro Cultural Castalia Iuris, ubicado en la Plaza Cardona Vives, 9.

Sin duda alguna, resultan muy diferentes estas dos exposiciones; en la de Pérez Oliván, se aprecia una clara intención e interés por los aspectos discursivos de la obra, así como un respetuoso cuidado en la manipulación de los aspectos compositivos, de factura, dibujo y color. Con marcadas influencias del Pop, en los tratamientos de las tintas planas y las escenas cotidianas, el espíritu del comic enfatizado por la línea de contorno negra que resalta la forma del objeto a veces esquemática y la clara influencia del surrealismo de Magritte, la muestra de Pérez Oliván resulta ser un conjunto de muy buena calidad y aun más agradable en su exposición.

Sin embargo en la de Evangelina Socías, solo encontramos “divertimentos” gestuales, sin ninguna otra personalidad y novedad en la propuesta, más que la que pudiese tener un simio al pintar, aunque en defensa de la ingenuidad del primitivo homínido debo decir, que además la autora nos la pretende vender por un módico precio, como así lo demuestra un rudimentario folleto que refleja este aspecto y que además acompaña a la muestra. Hubiera sido más digno y de recibo, que la autora se hubiese preocupado antes por aprender a pintar, que por tratar de vender sus anodinas “abstracciones”, aunque como ya sabemos hay gusto para todo, y por esa razón ojalá tenga éxito en la venta.

Resulta sin embargo muy curioso en esta exposición de Evangelina Socías, las incongruentes y particulares palabras de Ángel Tomey, que según adjunta a su rubrica, es Historiador de Arte, las cuales son exageradas en su valoración, desconcertantes en su análisis y en sumo muy elogiadoras hacia los resultados que apreciamos en la muestra, algo que de hecho no existe en la exposición ni por asomo, por mas voluntad que se quiera poner para agradar y quedar bien con la autora. Desconozco los motivos que han llevado al Sr. Tomey a realizar tal valoración, pero después de leer sus palabras, las cuales aparecen reflejadas en el simple “catalogo” de esta muestra (un sencillo folio) solo puedo poner en duda su análisis critico, sus conocimientos acerca del arte y sobre todo, y para mi lo más peligroso e importante, su sentido de la responsabilidad que como “experto” se debe tener cuando ejerce una critica que va a ser leída tanto por profesionales del ramo, como por el amplio publico neófito que visitan las muestras. Pienso sinceramente después de leer sus palabras en la hoja - catalogo, las cuales intentan (y creo que de alguna manera logran) ser portadoras de una belleza literaria, que el Sr. Ángel Tomey debería dedicarse más a escribir prosa y poesía, que artículos de critica y análisis de arte.

Para concluir decirles a todos ustedes que asistan a ver estas dos exposiciones, aunque está claro después de conocer mi punto de vista, que la finalidad de esta recomendación es diametralmente opuesta en las intenciones de deleite que van a experimentar cuando las vean, pero como dice el refrán, de todo se aprende.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

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