Estimados lectores:
El pasado jueves dia 7 quedó inaugurada la exposición del pintor Paco Dalmau (Villa Real - 1978) titulada “Polípticos: Retratos de familia” en la sala Bancaja Hucha de la calle Enmedio 82. Autor que según reza en el catalogo de la muestra, posee formación académica.
Si bien es cierto que la muestra, nos transmite una sensación de orden, limpieza visual y armonía expositiva, vinculada directamente a la factura de los acabados de las obras, (en los aspectos del montaje) así como en el concepto de sus distribución espacial en la sala, que nos permite disfrutar de un agradable y elegante ambiente al visitarla; esto se ve de alguna manera empobrecido, cuando reparamos en los detalles técnicos o de oficio que se han empleado en la realización de las mismas, donde podemos observar claramente, algunos aspectos carenciales vinculados directamente con el dibujo y también con el color, lo cual resulta muy preocupante tratándose de una obra figurativa, muy próxima en intención a un naturalismo fotorealista. Y es que para cada lenguaje, existe un modo o manera específico de realizar. La madurez de un pintor puede medirse cuando éste tiene en cuenta y valora con objetividad, sus posibilidades técnicas e intelectuales para realizar la acción de crear, siendo conciente tanto de sus virtudes, como de sus limitaciones, pues una cosa es lo que se quiere hacer, y otra bien distinta es lo que se puede hacer; tener conciencia de ello, es un síntoma de rigor, madurez y sobre todo honestidad, lo cual nos será muy útil si queremos destacar como individualidad dentro del mundo del arte. Así pues en lo formal, cuando se quiere hacer una obra, donde la propuesta de la imagen descansa en un lenguaje de fidelidad fotorealista, la ejecución tanto del dibujo como del color, debe ser exquisita y sin ningún tipo de error formal, (2 imagenes de ejemplo) de lo contrario, el resultado es pobre y atentan directamente contra su calidad. Otra cosa bien distinta es que exista una clara intención de recrear, estilizar o distorsionar al objeto en busca de un discurso determinado, en cuyo caso, estos aspectos quedarían velados y no serían analizados de la misma forma, algo que sin lugar a duda no es el caso que nos ocupa. Unido a esto hay que decir, que no solo importa la manera en que se realiza la obra, sino además y quizás lo más importante hoy en dia, es el discurso, idea o concepto que se pretende aportar con ella.
Y en esta exposición no es solo las carencias en los aspectos del oficio lo que según mi opinión resta calidad a la muestra; como ya he citado con anterioridad, la idea, discurso o concepto que acompaña a una obra, es un aspecto de suma importancia por el interés que mediante el, ésta puede despertar en el amplio publico, y en el caso de esta exposición, no existe una renovación de la iterativa idea o género del retrato.
La forma cantinflesca que el autor utiliza para explicarnos en el catalogo su propuesta, nos habla de un deseo de ser una cosa, que realmente no se ve sustentada con el resultado, los argumentos del discurso son realmente confusos, imprecisos e inconexos, así como aquellos otros, que de alguna manera vincula al uso de la fragmentación “retícular” de las composiciones de las obras, algo que también nos resulta simple y sobre todo, poco original por la utilización que este diseño ya ha tenido en el pasado, por parte de otros artistas en diversos momentos del arte y que a diferencia de Dalmau, estos lo han sabido desarrollar con mayor destreza, originalidad y audacia en su presentación.
Uno de los mas famosos y claro ejemplos en nuestros tiempos, donde apreciamos el uso de la retícula como propuesta formal vinculada al discurso de la obra, lo encontramos en los collage y grabados de David Hockney (imagen de ejemplo) a finales de los años 70 y principio de los 80 dando un nuevo impulso de la propuesta, gracias a técnicas innovadoras como: pasta de papel, fotografía polaroid, litografías fractales, fotocopia, imágenes faxeadas etc. Hockney toma como referentes obras de maestros antiguos y modernos, realiza retratos, autorretratos, trabaja sobre la perspectiva y la multiplicidad de los ángulos de visión. También encontramos este recurso de la retícula, en las obras de la joven fotógrafa suiza Cornelia Hediger (imagen de ejemplo) en su serie “Doppelgänger” donde la artista alude a la dualidad fantasmal del ser, en un claro ejemplo de arte concepto, o en las magnificas y recientes obras de uno de los grandes maestros del Hiperrealismo Norteamericano como Chuck Close (imagen de ejemplo) donde en sus últimos trabajos vemos como utiliza la retícula en un sentido próximo a la fragmentación del píxel en la imagen digital, para lograr un asombroso efecto de realidad fotográfica.
Teniendo en cuenta solo estos tres ejemplos (existen muchos más) solo me resta decir que la exposición de Paco Dalmau aunque con algunos elogiosos valores que ya he citado con anterioridad y que sin ninguna duda pudieran constituirse como un buen punto de partida, no deja de ser un claro ejemplo de la necesidad que debe tener siempre el creador (pertenezca este a cualquier rama vinculada con la imagen) al estudio y la investigación sobre lo que se quiere hacer en arte, y sobre todo, sobre lo que ya se ha hecho, para así recrear dentro de sus posibilidades una propuesta diferente. La búsqueda de la información y el análisis sereno que hagamos de ella, es lo que hace sólida la cultura, como ingrediente fundamental y necesario para medir la calidad profesional de un creador, ya que resulta muy decepcionante, que pensando en la novedad de haber “inventado la bombilla eléctrica”, alguien venga luego y nos diga, que ya existe hace más de 130 años, gracias a un señor que se llamó Thomas Edison.
Hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
El pasado jueves dia 7 quedó inaugurada la exposición del pintor Paco Dalmau (Villa Real - 1978) titulada “Polípticos: Retratos de familia” en la sala Bancaja Hucha de la calle Enmedio 82. Autor que según reza en el catalogo de la muestra, posee formación académica.
Si bien es cierto que la muestra, nos transmite una sensación de orden, limpieza visual y armonía expositiva, vinculada directamente a la factura de los acabados de las obras, (en los aspectos del montaje) así como en el concepto de sus distribución espacial en la sala, que nos permite disfrutar de un agradable y elegante ambiente al visitarla; esto se ve de alguna manera empobrecido, cuando reparamos en los detalles técnicos o de oficio que se han empleado en la realización de las mismas, donde podemos observar claramente, algunos aspectos carenciales vinculados directamente con el dibujo y también con el color, lo cual resulta muy preocupante tratándose de una obra figurativa, muy próxima en intención a un naturalismo fotorealista. Y es que para cada lenguaje, existe un modo o manera específico de realizar. La madurez de un pintor puede medirse cuando éste tiene en cuenta y valora con objetividad, sus posibilidades técnicas e intelectuales para realizar la acción de crear, siendo conciente tanto de sus virtudes, como de sus limitaciones, pues una cosa es lo que se quiere hacer, y otra bien distinta es lo que se puede hacer; tener conciencia de ello, es un síntoma de rigor, madurez y sobre todo honestidad, lo cual nos será muy útil si queremos destacar como individualidad dentro del mundo del arte. Así pues en lo formal, cuando se quiere hacer una obra, donde la propuesta de la imagen descansa en un lenguaje de fidelidad fotorealista, la ejecución tanto del dibujo como del color, debe ser exquisita y sin ningún tipo de error formal, (2 imagenes de ejemplo) de lo contrario, el resultado es pobre y atentan directamente contra su calidad. Otra cosa bien distinta es que exista una clara intención de recrear, estilizar o distorsionar al objeto en busca de un discurso determinado, en cuyo caso, estos aspectos quedarían velados y no serían analizados de la misma forma, algo que sin lugar a duda no es el caso que nos ocupa. Unido a esto hay que decir, que no solo importa la manera en que se realiza la obra, sino además y quizás lo más importante hoy en dia, es el discurso, idea o concepto que se pretende aportar con ella.
Y en esta exposición no es solo las carencias en los aspectos del oficio lo que según mi opinión resta calidad a la muestra; como ya he citado con anterioridad, la idea, discurso o concepto que acompaña a una obra, es un aspecto de suma importancia por el interés que mediante el, ésta puede despertar en el amplio publico, y en el caso de esta exposición, no existe una renovación de la iterativa idea o género del retrato.
La forma cantinflesca que el autor utiliza para explicarnos en el catalogo su propuesta, nos habla de un deseo de ser una cosa, que realmente no se ve sustentada con el resultado, los argumentos del discurso son realmente confusos, imprecisos e inconexos, así como aquellos otros, que de alguna manera vincula al uso de la fragmentación “retícular” de las composiciones de las obras, algo que también nos resulta simple y sobre todo, poco original por la utilización que este diseño ya ha tenido en el pasado, por parte de otros artistas en diversos momentos del arte y que a diferencia de Dalmau, estos lo han sabido desarrollar con mayor destreza, originalidad y audacia en su presentación.
Uno de los mas famosos y claro ejemplos en nuestros tiempos, donde apreciamos el uso de la retícula como propuesta formal vinculada al discurso de la obra, lo encontramos en los collage y grabados de David Hockney (imagen de ejemplo) a finales de los años 70 y principio de los 80 dando un nuevo impulso de la propuesta, gracias a técnicas innovadoras como: pasta de papel, fotografía polaroid, litografías fractales, fotocopia, imágenes faxeadas etc. Hockney toma como referentes obras de maestros antiguos y modernos, realiza retratos, autorretratos, trabaja sobre la perspectiva y la multiplicidad de los ángulos de visión. También encontramos este recurso de la retícula, en las obras de la joven fotógrafa suiza Cornelia Hediger (imagen de ejemplo) en su serie “Doppelgänger” donde la artista alude a la dualidad fantasmal del ser, en un claro ejemplo de arte concepto, o en las magnificas y recientes obras de uno de los grandes maestros del Hiperrealismo Norteamericano como Chuck Close (imagen de ejemplo) donde en sus últimos trabajos vemos como utiliza la retícula en un sentido próximo a la fragmentación del píxel en la imagen digital, para lograr un asombroso efecto de realidad fotográfica.
Teniendo en cuenta solo estos tres ejemplos (existen muchos más) solo me resta decir que la exposición de Paco Dalmau aunque con algunos elogiosos valores que ya he citado con anterioridad y que sin ninguna duda pudieran constituirse como un buen punto de partida, no deja de ser un claro ejemplo de la necesidad que debe tener siempre el creador (pertenezca este a cualquier rama vinculada con la imagen) al estudio y la investigación sobre lo que se quiere hacer en arte, y sobre todo, sobre lo que ya se ha hecho, para así recrear dentro de sus posibilidades una propuesta diferente. La búsqueda de la información y el análisis sereno que hagamos de ella, es lo que hace sólida la cultura, como ingrediente fundamental y necesario para medir la calidad profesional de un creador, ya que resulta muy decepcionante, que pensando en la novedad de haber “inventado la bombilla eléctrica”, alguien venga luego y nos diga, que ya existe hace más de 130 años, gracias a un señor que se llamó Thomas Edison.
Hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
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