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24 diciembre 2012

“Viaje a la esencia del saber”

Estimados lectores.

El pasado martes día 18 quedó inaugurada la exposición de pintura titulada “Viaje a la esencia” de la pintora aurgitana Maricarmen López Olivares (Navas de San Juan – Jaén 1961) en el centro cultural provincial “Las Aulas” de nuestra ciudad.

Aunque son muchos los años que llevo siguiendo la obra de López Olivares, es la primera vez que voy a hacer un escrito valorativo en exclusiva, de su trabajo; siempre lo había hecho de forma somera y muy general cuando su obra participaba en proyectos colectivos; como por ejemplo, en las pasadas exposiciones con el grupo femenino Comba 10.

Con esta exposición López Olivares pretende mostrarnos tanto sus dotes como retratista, así como una serie de obras de temática libre, donde se aprecia su marcado interés por hacer valer los más variados recursos plásticos dentro de las mismas, algo que no solo le aporta una hermosa riqueza visual a la imagen, sino que además, le ayudan a alcanzar una identidad pictórica que ya la distingue entre el resto de los pintores de Castellón. Pintora entusiasta, participativa y muy trabajadora, Maricarmen López Olivares siempre se ha mostrado interesada en desarrollar aquellos aspectos vinculados con el oficio del pintor, los cuales le han ayudado a convertir a su obra, más que en un emisor de complejos discursos y conceptos, en un escenario de estimable riqueza plástica y atractivo estético, donde lo “decorativo” (a pesar de algunas pequeñas carencias técnicas que más adelante comentaré) alcanza un notable protagonismo a la hora de valorar sus resultados. Algo por lo que no sería erróneo pensar, que una exposición con estas características, pueda gustar mucho al amplio público. Pero, «sólo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea» como bien nos enseña el cuento de Andersen “El rey desnudo”. La preocupación por la estética visual de lo bello en pintura, y en el arte en general, es solo un aspecto entre otros que un pintor debe considerar, pero no absolutizar en su trabajo, pues la comunión con los aspectos conceptuales o de discurso, es los que puede otorgar mayor lustre y altura intelectual a la actividad creativa, algo a lo que deberían aspirar todos aquellos que realmente consideran, aman y respetan a esta profesión y en la que además, no solo es importante el “cómo” se hace, sino el “por qué” y el “para qué” se hace. En la medida en que esta cuestión se resuelva, podremos determinar además el lugar que le corresponde a cada creador, bien sea como auténtico profesional o sencillamente como un talentoso aficionado con cierta habilidad y gracia, algo que sin duda ayudaría además a que nadie pudiera ser llamado a engaño, dando por bueno, a lo que solo lo es en las apariencias. Y aunque no considero que este sea del todo el caso, sí es bueno destacar que en pintura, el acto de crear, (sobre todo crear bien) debe ser algo más que pintar “bonito”. Porque por muchos y prestigiosos cursos y talleres en los que uno participe para mejorar la técnica, a veces resulta más conveniente pensar para qué queremos utilizarla y sobre todo, que queremos decir con ella.

Casi siempre cuando escribo mis artículos valorando el trabajo (que no a sus autores) de aquellos que deciden exponerlo al libre juicio de todos, en espacios y galerías públicas, me suelo referir generalmente y con mayor énfasis, a los aspectos técnicos y formales, no solo porque resulta más ilustrativo a la hora de analizar y entender las obras, sino porque si ya estos desde el principio demuestran los errores y carencias del que pinta, no hace falta adentrarse en un análisis más profundo de las propuestas, es decir, si alguien que dice ser pintor, no sabe pintar, para que vamos hablar de lo que pretende decirnos con su pintura. Pero en el caso de Maricarmen López Olivares, debo decir que esto no ocurre exactamente así. Estamos en presencia de una pintora que sí tiene un conocimiento técnico y aunque siempre mejorable, ya alcanza dignas cuotas de calidad y belleza en su trabajo. A pesar de ello me gustaría aportar algunas consideraciones, que espero sean tan bien entendidas, como recibidas por parte de todos, pero sobre todo, por la propia autora, persona a la que no solamente estimo, sino que además forma parte de mi ya extensa lista de alumnos que pasaron por mi estudio hace ya algunos años.

Comenzando con un orden de análisis, empezaré comentando brevemente el título de esta muestra, que aunque para algunos pudiera parecer algo carente de importancia, lo cierto es que el título de una exposición, suele ser la idea central o inspiradora del autor que expone, y además la primera frase de interés, que vincula a la muestra con el público.

Un titulo como el de… “Viaje a la esencia” me resulta cuanto menos confuso o inexacto, pues la “esencia” entendida como la propiedad o conjunto de propiedades que constituyen o definen algo o a alguien, no puede llegar a ser el término más apropiado para ilustrar una exposición como esta, que aun siendo agradable o “bonita” en la forma, lo decorativo solo es una parte que no define al todo, pues la pintura debe ser y es, comunión de forma y contenido en busca de lo que sí constituye realmente su esencia, que es la de ser un vehículo de comunicación y lenguaje a través de la imagen. Y es que en esta exposición la lectura conceptual resulta un tanto caótica, debido a la inconexión de discursos que existe entre los diferentes elementos, motivaciones y recursos de apropiación que hace su autora no solo a nivel de conjunto, sino también, en las concretas lecturas de cada cuadro.

Por otra parte, y dejando a un lado el asunto del título, es cierto que nos encontramos ante una pintora de buen dibujo y ajustado color, de eso no hay dudas, pero a veces encontramos resultados que desafortunadamente no acreditan esa verdad, por la falta de un justo control en el interés por los detalles. Y es que la pintura debe ser siempre una acción donde prevalezca la medida y proporción de las cosas, la suma de las sutilezas, en fin, la armonía entre las partes y el todo. Siendo precisamente por ello que esta disciplina artística se acredita en su condición de “Bellas Artes”. Es cierto que a López Olivares le gusta recrearse en las miradas de las figuras humanas que pinta, de hecho, esto se han convertido en un elemento de identificación de su trabajo, todo el mundo habla de lo bien que pinta Maricarmen los ojos, y alguna vez le he oído decir a ella misma, que estos son las ventanas del alma, pero las ventanas deben seguir siendo parte de la casa y no al revés. En algunos de los cuadros expuestos, los ojos de las figuras adquieren un innecesario protagonismo que más que agradar, asustan, dado al interés visual que se le ha otorgado, atentando por ese motivo, contra el sagrado y natural carácter psicológico del retratado. En esos casos, las “parpadeantes ventanas” que tanto identifican a su obra, no nos muestran alma alguna, sino más bien, un impersonal vacio de artificial frialdad que solo transmiten belleza de forma, pero no de contenido.

Las composiciones es otro aspecto al que me gustaría referirme de esta exposición, y en este sentido debo decir que algunas obras de la muestra, adolecen de una organización racional e intencionada del discurso, a veces provocado por ese recargamiento inconexo de las partes y los elementos. Hay demasiadas botellas de cerveza y latas de coca cola, que a veces no justifican su presencia, ni formal, ni conceptualmente en las obras. Luego hay otras, como el caso del cuadro que parodia a las Meninas de Velázquez, donde su fragmentación resulta totalmente arbitraria debido a una clara deficiencia compositiva, quizás debido al desconocimiento, porque cuando un pintor decide realizar una obra basada en un concepto políptico, sea éste un tríptico, tetráptico o pentáptico entre otros, lo hace pensando bajo una concepción armónica de composición y lectura. Esto facilita que las partes puedan funcionar independientemente del todo, pero que si se unen, la lectura se hace más completa y amplia, como ocurre por ejemplo con obras tales como: “Tríptico mayo – junio 1973” de Francis Bacon, (segunda imagen) “Grandes jardines zoológicos” de August Macke o el archiconocido “El jardín de las delicias” de Jerónimo Bosch “El Bosco” entre otros, donde las partes funcionan tanto formal como conceptualmente, independientemente de estar unidas o no. Esa es la manera preceptiva en pintura de justificar un concepto compositivo basado en el diseño políptico; me gustaría saber como se justifica (tanto formal como conceptualmente) el alargado rectángulo que corona la parte superior del curioso tríptico de ironía Velazquiana, que nos presenta López Olivares en esta exposición.

Y por último decir, que en mis más de 25 años de experiencia que llevo como profesor y especialista en pintura de caballete, es la primera vez que tengo información sobre “la técnica inglesa del retrato con modelo” y es curioso porque tampoco lo escuche en los 12 años de carrera; puede ser que se dijo solo una vez, y ese día no fui a clase, tampoco nadie más me había hablado de ello hasta ahora. He buscado en libros, enciclopedias y también por Internet y lo único que encuentro sobre esa “técnica” no me resulta del todo fiable. Seguiré en mi búsqueda de la verdad, pues siempre me ha apasionado el conocimiento. Es como un viaje a la esencia del saber…

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

17 diciembre 2012

Más allá del rigor, la dedicación y el trabajo, es posible otra realidad.

Estimados lectores.

El pasado jueves día 13 quedó inaugurada en la sala de exposiciones del centro cultural Castalia Iuris de nuestra ciudad, la exposición titulada "Más allá de lo real" del joven pintor Carlos Asensio Sanagustín (Castellón - 1986). Licenciado en Bellas Artes y Máster en Producción Artística por la Universidad Politécnica de Valencia. Posee diferentes premios y reconocimientos entre los que destacan: Primer premio en el I Concurso de Dibujo Retrato Rockanrolero en Madrid en el año 2009, Primer premio en el V Concurso de Pintura de la Juventud de Castellón en el año 2010 y el Premio Ribalta en el LXVII Concurso y Exposición Internacional de Arte José Camarón (Segorbe, Castellón) entre otros. Su obra además forma parte de importantes colecciones nacionales destacándose la del Museo Europeo de Arte Moderno y Contemporáneo de Barcelona, el cual ha adquirido recientemente una de sus obras.

Al margen del aval académico que sin duda respalda a este joven pintor, son pocas las ocasiones que he tenido desde que escribo en este blog, para hacer una valoración desde el placer, la admiración y el respeto que me merece la obra de un creador, (sea esta la de un licenciado o no), como ocurre en el caso que nos ocupa. Y no es solo porque me considere una persona exigente con la calidad técnica y las propuestas que debe distinguir a un creador plástico, (que también), sino porque teniendo en cuenta el gran número de esos “artistas” que como champiñones en temporada suelen aparecer con frecuencia por estas tierras, son realmente pocos los ejemplos que pueden presumir de tan alta calidad en el resultado del trabajo, como el que podemos apreciar en la obra de Carlos Asensio, siendo sin duda uno de esos honrosos y escasos ejemplos que rara vez podemos encontrar en el panorama plástico-cultural castellonense.

Pintor moderado y sereno, de admirable humildad, que siempre ha preferido dejar que su obra sea la única protagonista, mientras que él permanece en su apreciado escenario de reflexiva discreción, algo muy diferente a lo que suele ocurrir con alguno de esos populares “artistas” del terreno, que no solo se disfrazan de bufón, sino que lo único que son capaces de mostrarnos es su vacía vanidad, por no tener otra cosa mejor que exhibir. Porque si es cierto que hay muchas formas de pintar, se necesita también mucha dedicación, constancia y  rigor, para pintar bien, independientemente del lenguaje, genero o tendencia que se elija. 

Pero analicemos la exposición de Carlos Asensio que es lo que realmente nos interesa y valoremos si efectivamente se pretende ir más allá de lo real….

Para empezar debo decir que estamos en presencia de un pintor realista, con clara referencia a un naturalismo costumbrista, donde el rigor y perfeccionamiento de los aspectos técnicos del oficio, resulta ser condición “sine qua non” para que la obra pueda ser considerada en alta distinción valorativa o lo que es lo mismo, un pintor que realiza su obra con arreglo a las normas que dicta el buen dibujo y el ajustado color bajo un concepto académico; género del que deben abstenerse esos modernos “artistas”, Naif e Informalistas de todo tipo, pues estas reglas no les competen en absoluto.

Digno continuador de la huella de grandes contemporáneos en este lenguaje, como: Sophie Jodoin, Lucian Freud, el burrianense Vicente Traver Calzada y el insigne maestro Antonio López; Carlos Asensio ha sabido madurar, buscando la anhelada perfección de la técnica con un resultado que lo equipara muy dignamente a tan ilustres referentes. El cuidadoso tratamiento del color, unido al exquisito uso del dibujo, desemboca en unas obras de refinada elegancia y belleza formal, donde cada centímetro del cuadro ha sido tratado con escrupulosa meticulosidad e interés en los detalles, algo que provoca tanto en el público, como en los especialistas, una entusiasta admiración y reconocimiento al contemplarlo. Los motivos que trata en su pintura son amplios y muy variados, algunos de ellos, rigurosos estudios para retratos, donde el dibujo deja patente no solo su cardinal importancia, sino la certera habilidad de su autor para lograr los singulares parecidos, otros, objetos de humilde y culinaria realidad familiar, mucho más intima y cotidiana, como una cabeza de pescado preparada para realizar un buen caldo, o unos ajos secos de lozano cromatismo, aves que esperan su turno para ser incluidas en el menú del día, o una desollada cabeza de cordero, dispuesta a coronar un buen asado, son algunos de los motivos elegidos por este creador, que les hace encumbrar con su oficio de pintor, a un estrato superior de arte y belleza. Luego están aquellos cuadros, los que ilustran su última etapa de trabajo, que manifiestan mayor complejidad compositiva y de discurso, y que representa a esos paisajes urbanos de cercana  y conocida referencia, que hábilmente Carlos Asensio compone en una visión fragmentada y un tanto calidoscópica o cubista en su forma, haciendo de ellos un hermoso resultado de aquellos rincones de nuestra ciudad, que tantas y tantas veces, pasamos inadvertidos sin reparar en su belleza

Sin duda esta exposición de Carlos Asensio Sanagustín resulta ser un agradable bálsamo para nuestros ojos, algo que solo es posible, cuando estamos delante de un virtuoso resultado. Quizás hoy en día alguien pueda pensar, que con tantos avances tecnológicos y teorizaciones varias, que hacen cada vez más complejo y difícil el sano disfrute del arte, “ir más allá de lo real”, con un concepto tradicional del “hacer” en pintura, pueda resultar cuanto menos, algo difícil o pretencioso, pero cuando un creador antepone la constancia, el rigor y un sereno y reflexivo análisis de lo que se hace, los medios seguirán siendo medios, y el fin último alcanzará cuotas de mayor trascendencia. Es por eso que para un pintor como Carlos Asensio Sanagustín, racionalmente inconforme con los resultados, buscando desde la serenidad las nuevas propuestas y la perfección del oficio, amante y defensor de un lenguaje realista, seguirá renovándose con cada exposición, en una imagen fresca y hermosa de la realidad, porque como alguien dijo una vez, “realismo no es hacer las cosas reales, sino la realidad de las cosas”.

Para concluir debo decir que a pesar de los magníficos resultados que se pueden apreciar en esta exposición, no se puede hablar aún de una personalidad pictórica definida, y aunque ya se puede intuir un glorioso camino de éxitos, es necesario y también conveniente que el tiempo juegue su papel de sabio decantador de madurez y experiencia; predecir el futuro es solo un acto de pitonisas y farsantes, y a veces ambas cosas coinciden. Es por eso que aún recomendando sinceramente a todos esta magnifica exposición, aún cuando estoy convencido que las cuotas de disfrute serán altas y muy estimulantes, hay cosas que debe valorarse con una cierta perspectiva en el tiempo. Sería un error hablar hoy de una obra terminada y madura de este pintor, su juventud no lo acredita, como tampoco mis años de experiencia lo permitirían. No obstante a ello, sería un lamentable error que no se visitara esta excelente muestra, la cual permanecerá abierta hasta el 9 de Enero en los siguientes horarios: de lunes a jueves de 9:00 a 14:30 y de 16:30 a 19:00 horas. Viernes de 9:00 a 14:30.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

02 diciembre 2012

Los "Haikus" visuales de Torán

Estimados lectores.

Con una nutrida asistencia de público, entre los que destacaban algunos pintores, coleccionistas de arte y amigos del pintor, quedó inaugurada el pasado viernes día 30, la exposición de Francisco Torán, (Castellón - 1967) titulada “Paisajes donde el silencio y el ruido se unen” en el Centro de Arte Collage de nuestra ciudad, situado en la calle San Félix 49 (entlo. 2º) muestra que permanecerá abierta al público durante todo el mes de diciembre.

Una exposición de muy buen nivel técnico y coherencia temática; de gran frescura y belleza, donde se pone de manifiesto los amplios recursos plásticos y expresivos que imprime este pintor a su obra. Torán es esencialmente un informalista, de línea expresionista abstracta, donde la gestualidad y el accidente alcanzan una alta cuota de expresividad y dinamismo compositivo. Sin duda es en este lenguaje, donde él se siente más cómodo y donde más disfruta, (como tantas veces me ha confesado), aunque ya viene siendo muy común en sus obras, ese constante “giño” al elemento figurativo de rápida identificación formal, como pueden ser: peces, nubes, floras acuáticas, aves y demás elementos que le sirven no solo como recurso compositivo, sino además, de hilo conductor para provocar en el público una lectura más amable, cercana, poética y hermosa de la imagen. El discurso que le motiva, evidencia una clara influencia del arte tradicional oriental (principalmente chino y japonés) que me hace recordar a esas sencillas y bellas ilustraciones, de admirables alegorías a la naturaleza, que tanto gusta acompañar a los milenarios “Haikus” (poemas breves), escritos llenos de sabias y serenas reflexiones, de ideas que nos hablan de amor, virtud y respeto por el paisaje, habitad natural del hombre junto a los elementos que lo enriquecen; un habitad que Torán, desde su irremediable visión occidental, nos muestra en imágenes pletóricas de color, de amplia riqueza en lo textural visual y también en el gesto y la mancha, a veces accidental, que este joven pintor maneja con gracia y soltura, haciendo de estos recursos plásticos un sello propio de identidad y distinción innegable.

En esta exposición podemos disfrutar de sus maravillosos “estanques” donde carpas japonesas y brillantes peces de colores, parecen protagonizar una peculiar danza de sugerente exotismo, en un amplio espacio de gran belleza cromática y riqueza plástica. En esta ocasión también encontramos tres cuadros dedicados a las aves, donde Francisco Torán recrea el motivo en diminuta escala, haciendo de la imagen su acento visual compositivo y una hermosa declaración de amor y respeto por la vida en libertad de estos simpáticos y canoros amigos.

Sin duda es un hecho que Francisco Torán se siente atraído por el arte oriental, incluso él mismo, ha tomado su cuerpo como lienzo ideal y perpetuo, para tatuarlo con carpas, flores, aves y demás motivos característicos de las iconografías que inspiran a este milenario arte tradicional, acto el suyo, que aun sin ser necesario, le otorgan complicidad y un significativo grado de honestidad y coherencia con el tema, convirtiéndose él mismo sin quererlo, en “parte móvil” de su obra.

Ya son muchos los años que llevo disfrutando de la amistad y del arte de Francisco Torán; un excelente y discreto pintor de nuestra ciudad, como tantos otros, que a diferencias de algunos a los que tanto les gusta exhibirse por eventos y saraos “culturales” varios, haciendo de su constante presencia, la única formula para el reconocimiento y valor de su trabajo, ha preferido apostar por la callada dedicación y el perfeccionamiento de su carrera, que es verdaderamente lo único, en término absoluto, que puede otorgar el auténtico valor que distinga a un pintor primero, para llegar a ser un artista después.

Por todo ello es que les recomiendo a todos, visitar esta hermosa exposición de Francisco Torán en el Centro de Arte Collage, titulada “Paisajes donde el silencio y el ruido se unen” porque sin duda es este un buen ejemplo, (sin ser extraordinario) donde uno puede realmente aprender y disfrutar solo mirando el resultado del trabajo. Sin los “ruidos” y los innecesarios “adornos” que otros necesitan para mantenerse, o sencillamente sentirse “famosos”. Esos que en la soledad de su conciencia, seguro estoy estarían dispuestos a vender su alma al diablo por la mitad del talento que otros han ganado con esfuerzo y años de estudios, para así seguir disfrutando (con algo más de meritos) de los aplausos y alabanzas dentro de un ágora de mediocres e incompetentes.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez.

26 noviembre 2012

Color Jazz. Opus 18

Estimados lectores.

El pasado martes día 21, quedó inaugurada la exposición titulada “Jazz” de la pintora Eva Córdoba Armelles (Castellón, 1982) en la sala principal del centro cultural provincial Las Aulas, la cual permanecerá abierta al público hasta el próximo día 15 de diciembre.

Llevo siguiendo la carrera de esta joven pintora prácticamente desde su primera exposición; este blog se ha hecho eco y escaparate valorativo de algunas de sus exposiciones y tengo que reconocer que su capacidad productiva es extraordinariamente prolífera, que su ilusión y deseo de superarse sigue estando presente como el primer día. Consciente de sus limitaciones y carencias, propias de su condición de aficionada, Eva Armelles, siempre me demuestra su sed de conocimiento y sus aspiraciones en convertirse, al menos, en una buena pintora digna de tan honorable oficio. Claro que para ello, debe siempre estar atenta y cuidarse mucho de esos frívolos elogios sin fundamento, que suelen aparecer con mucha frecuencia y casi siempre en los comienzos de nuestras carreras por personas y medios, que aún presuponiéndoles sus buenas intenciones, lejos de ayudar, confunden y perjudican, más que favorecen. Tal es el caso de lo que he podido leer (no recuerdo el medio de información) pero sí el sentido alabador y positivo de la información, donde haciéndose eco de esta exposición decía que esta pintora con apenas un año de haber comenzado su carrera como profesional en el 2010 (no se por qué lo de “profesional”) llevaba realizadas 18 exposiciones en toda la Comunidad Valenciana, como si esto fuese algo meritorio.

Contrario a lo que equivocadamente considera esta publicación, tengo que decir que esa veloz cualidad no tiene porque resultar digna de elogios y reconocimiento, como tampoco meritoria en el arte, entre otras muchas razones, porque para un verdadero profesional siempre será mejor hacer las cosas bien, que hacerlas rápido; la rapidez casi siempre suele actuar en detrimento de la calidad del resultado de la obra y por consiguiente debilita, y mucho, el respeto que esta le otorga a su autor. Quizás para Fernando Alonso, Alberto Contador, Miguel Indurain en sus mejores tiempos, o cualquier atleta velocista esto pudiera ser importante, incluso yo diría que determinante en su efímera carrera, ya que aquel que llega primero a la meta, gana su medalla y con ello el reconocimiento y admiración de todos. Incluso en un vendedor de churros o en un hacedor de chorizos se podría valorar como positiva la velocidad, para lograr una alta producción y así la posibilidad de una mayor venta del producto, pero para alguien dedicado a pintar, esculpir o diseñar, por mencionar sólo tres disciplinas del arte, no debiera resultarle en absoluto atractiva esta cualidad, pues la imagen artística debe siempre estar respaldada de un cuerpo teórico, discurso, idea o concepto en el que el creador debe tener su tiempo de estudio, análisis y maduración antes de ejecutarla formalmente con la técnica que elija. Afortunadamente la incuestionable producción que ha caracterizado a esta joven pintora hasta ahora, no le ha pasado aún una factura desfavorable, sino más bien todo lo contrario, aunque me gustaría llamar su atención sobre este aspecto. No es mejor aquel que lo hace más rápido, sino el que lo hace mejor.

En Eva Armelles he visto un notable avance del resultado en esta última exposición con respecto a las pasadas. Sin duda el cambio de la técnica ha sido un factor que ha favorecido, y mucho. Pasar del oleo al acrílico para lograr un lenguaje más próximo a lo “grafico” no solo resulta más coherente, sino que además beneficia el resultado. Ahora los acabados de las obras, manifiestan el cuidado que debe tener una factura profesional donde la relación de los tratamientos deben reinar en equilibrada armonía dentro de la imagen. Gracias a la planimetría impecable de los planos de colores, estos adquieren mayor luminosidad y por lo tanto, hacen viva la expresión de las figuras que en la obra de Armelles, siguen gozando de ese lenguaje un tanto Naif, pero muy personal de esta joven pintora. La línea blanca que perfila las formas, actúa como níveo “emplomado” que nos permite soñar con hermosas vidrieras tropicales, haciendo de la imagen un luminoso calidoscopio multicolor por donde al pasar la luz, éste se baña de alegría e ingenuidad contenida. Es una obra donde impera lo decorativo, quizás por esta cuestión hubiese sido más coherente desde el punto de vista conceptual, llamar a esta exposición “Músicos de Jazz” que aludir al género musical como su título, pues el resultado que se aprecia en las imágenes posee un carácter incuestionablemente descriptivo y superficial de la acción y no pone de manifiesto cualidad alguna de este universal género.

Quizás sea este un aspecto que llame la atención e incluso “moleste” a algunos, que prefieran una lectura más elevada y profunda del tema. Particularmente pienso que aún es pronto para tanta exigencia y que todo llegará. Por otra parte, “un cuadro es ante todo una fiesta para los ojos”, como se dice afirmó el pintor francés André Derain, destacando con esta frase el sentido decorativo que acompaña al arte. Aunque es bueno señalar (para que nadie sea llamado a confusión) que siempre que un creador quiera dotar a su obra de un resultado cualitativamente superior, no debe absolutizar este aspecto, ya que lo decorativo se centra más en las apariencias, en los aspectos gratos y superficiales de las imágenes y no penetra en los aspectos espirituales y de hondo contenido del discurso. Por eso lo decorativo suele ser siempre “lo bonito” de una obra pero no lo trascendental y expresivo de ella.

Por todo lo aquí expuesto, quiero recomendarle a esta joven pintora un merecido descanso, es hora de valorar todo lo hecho y aprendido. Las exposiciones solo sirven para mostrar conclusiones y cuando estas se atropellan en el tiempo, carecen de valor e interés. Quiero recomendarle que siga perfeccionando los aspectos técnicos, las composiciones pueden empezar a ser más atrevidas y complejas, así como todo el mundo textural que al parecer le interesa, pero sobre todo le recomendaría que más que pintar, piense en la pintura como un valiosos medio de comunicar y transmitir emociones. Personalmente Eva Armelles me transmite confianza, porque está colmada de ilusión y ha optado por el camino de aprender para superarse constantemente, pero un cualitativo avance en la calidad, no se puede lograr volviendo a hacer 18 exposiciones en un año.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez.

20 noviembre 2012

Griñó. “En-motions”

Estimados lectores.

El pasado jueves día 15 quedó inaugurada con gran asistencia de colegas y amigos, la exposición titulada “Emociones” de la pintora María Griñó (Castellón, 1966) en la sala del centro cultural Castalia Iuris, que como todos sabemos se encuentra ubicado en la plaza Cardona Vives 10 de nuestra ciudad. La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 12 de diciembre en el horario de lunes a jueves desde las 9.00 hasta las 14.30 y en las tardes desde las 16.30 a 19.00 horas. Los viernes solo en las mañanas.

Esta es la primera oportunidad que tengo para escribir uno de mis artículos sobre la obra de María Griñó en exclusiva; pues sólo lo había hecho casi de manera anecdótica, cuando su obra formaba parte de exposiciones colectivas o integrando proyectos conjuntos con otros creadores y debo decir que en esta ocasión, y a diferencia de aquellas pasadas obras, donde el resultado, aunque prometedor, aún me resultaba insuficiente y realmente de una calidad aficionada, en esta exposición titulada “Emociones” María Griñó me ha sorprendido muy positivamente con un resultado muy agradable desde el punto de vista visual y con una alta calidad, algo que me complace mucho por todo lo que de satisfactorio puede provocar en mi condición de público de arte.

Unos de los factores a resaltar de manera loable de esta muestra, es la distribución de las obras en la sala, la cual no solo es correcta, sino además agradablemente adecuada al espacio expositivo, ya que nos permite disfrutar de cada cuadro y sus detalles, sin que el de al lado nos moleste en nuestro ángulo visual, aspecto este al que suelo referirme con relativa frecuencia en mis artículos, porque en muchas de las exposiciones que visito, parece que siempre se prefiere optar por la cantidad, aunque lo que se muestre no sea del todo bueno y la exposición parezca más un bazar de mercadillo barato, que por la calidad expositiva, donde lo correcto y profesional sería exponer sólo las mejores obras después de una rigurosa selección.

Pero volvamos a las “Emociones” de María Griñó.

Como ya viene siendo habitual en la motivación de su obra, y en esta no se hace una excepción, su autora recrea (con un cierto aire gráfico y caricaturesco) la imagen femenina de una exuberante mujer que hace gala de su sensualidad, a través del uso de gruesas líneas de color negro. Líneas que enfatizan y perfilan las curvas de sus cuerpos, otorgándole al dibujo un peso visual característico y de gran importancia. No hay duda que la mujer es su principal motivación y María Griñó la recrea una y otra vez en cada una de sus obras realizando diferentes actividades, unas veces tocando algún instrumento musical, otras leyendo un interesante libro o sencillamente mostrándose al espectador en su epicúrea feminidad, utilizando el límite del cuadro como ventana “indiscreta” desde la que observa y se siente observada. El tratamiento plástico de los fondos que las acompañan, resultan ser unos hermosos escenarios de texturas visuales y color, donde se hace gala de un cuidadoso gusto por la factura y los acabados, haciendo de la imagen un resultado altamente decorativo, muy propio y digno de una hermosa ilustración.

A pesar del largo recorrido de su carrera como pintora, tratando de buscar una identidad propia del lenguaje, no se puede negar la clara influencia que ejerce sobre ella la obra de su padre, el maestro y gran acuarelista Daniel Aparici Traver Griñó (1931-2008) (imagen del parrafo) uno de los mejores artistas que ha tenido esta ciudad (y a mi juicio no valorado lo suficiente), él que con gesto seguro y gran dominio del dibujo y el color, nos regalaba hermosas obras, donde en alguna series que pintaba, y al igual que su hija María, la mujer resultaba ser la gran protagonista de sus creaciones; sólo que en el caso del maestro la amplitud de los recursos plásticos utilizados, eran traducidos en una depurada técnica, que arrojaba un resultado de alta plasticidad, frescura y riqueza visual.

Pienso que en el caso de María Griñó también encontramos una dibujante que sabe trasmitir seguridad y fuerza con su trazo. El uso reiterado y protagónico de  la línea oscura sobre el color, definiendo las formas por una parte, pero también creando agradables filigranas en los planos de sus composiciones así lo demuestra. En el uso del color, María se muestra más bidimensional; la perspectiva “desaparece” y solo es posible a través de las superposiciones de los planos, abogando por un lenguaje de apariencia más gráfica, cercano a la ilustración, que poco a poco le va otorgando sello y distinción, alejándola formalmente cada vez más de la obra de su padre. El cromatismo de sus obras resulta sencillo y a la vez luminoso, gracias a la pureza de los colores que emplea, sean estos cálidos o fríos, que muchas veces actúan como lecho de imaginativas y meticulosas texturas visuales, que esta pintora recrea a veces en un sentido análogo y otras en colores complementarios al fondo, y como si de un hermoso “patchwork” se tratara, su autora va diseñando los planos que estructuran el orden en sus composiciones, con gran profesionalidad y gusto.

Comparto las palabras inaugurales de la muestra sobre esta pintora de mi buen amigo y director de la sala el Dr. Joan Feliu, cuando dijo, “… María Griñó, una de las artistas que ha sabido encontrar, quizá sin remedio, su estilo personal:”… Y es que a pesar de las “muy cercanas” influencias, que incuestionablemente podemos ver en su obra, éstas también la honran y estimulan, porque el apellido Griñó a pesar de todo y de todos, seguirá teniendo continuidad y presencia en estas tierras y esperemos que esto sea por mucho tiempo.

Hasta la próxima entrega. 

Amaury Suárez.

29 octubre 2012

Pocas luces tiene el traje.

Estimados lectores.


El pasado martes 23 de octubre quedó inaugurada en el centro cultural provincial de “Las aulas” la exposición titulada “Trajes de luces” del Sr. Manuel Franch Beltran, gerente de una importante empresa constructora villarrealense y aficionado pintor que viene haciendo público su trabajo artístico desde hace ya algunos años, distinguiéndose en sus cuadros el interés por los motivos taurinos. Entre sus exposiciones más destacadas se encuentran la realizada en el hotel “Doña Lola” de Castellón en el año 2009, la de Caixa Rural de Vila-real también ese mismo año y algunas otras realizadas en sala de exposiciones del Corte Ingles de Castellón desde el año 2008 hasta ahora. Además, su obra ha sido elegida para ilustrar la portada de la revista “Afición”, del Club taurino de Castellón en su número dedicado a la feria y fiestas de la Magdalena del año 2009.

Como bien señala su autor en las palabras de presentación en su página web… “En mi pintura siempre ha cobrado especial importancia el mundo taurino porque siempre me ha impactado el colorido que existe en la plaza de toros y los trajes de luces de los toreros. Mis obras no muestran escenas violentas ni agresivas del toreo, sino reflejan la otra cara de la moneda, sin tragedia ni sangre”. Y termina diciendo… “Para mí, el traje del torero, su costura y detalles, es algo único en el mundo”.

Es innegable el interés de este pintor por la que resulta hoy en día la muy debatida “fiesta nacional”; sus trabajos se han caracterizado desde hace muchos años por esa constante motivación, recreando en cada cuadro el rostro amable, colorido y lujoso de este singular espectáculo taurino y que en su obra se ve reflejado mediante la exaltación plástica de esos caros y vistosos atuendos que viste al torero antes de realizar su tradicional y dramática faena. Esta, tan llena de arte y belleza para algunos, como tan cruel y despiadada para otros. Pero donde resulta indiscutible la esplendente presencia del color, las emociones contenidas, donde por momentos cohabita la euforia y el gozo del público asistente, en un vetusto ritual lleno de belleza, sensualidad y lujo.

Pero la sincera afición por los toros y también por la pintura, no siempre es condición suficiente a la hora de lograr unos buenos resultados (al menos aquellos que puedan ser equiparados a una imagen profesional y elevada del oficio) aunque es justo y meritorio señalar que en esta muestra, vemos una cierta meticulosidad en el tratamiento; donde el detalle se alza como valor visual de los brocados y arabescas filigranas, que caracteriza a los lujosos tejidos del traje de torero, pero donde tal sentido no trasciende lo estrictamente decorativo y anecdótico, convirtiendo al resultado en algo “naif” o sencillamente “bonito”, pero carente de un elevado contenido de su discurso. Por otra parte, los aspectos carenciales en el dibujo de la figura humana, convierten a la intención de retrato, en una “ingenua” caricatura del personaje, que aun siendo identificado con el modelo de referencia, este resulta a veces cómico cuando no grotesco, actuando en detrimento del resultado final del cuadro. Hubiera sido preferible y sin duda más elevado para el discurso de la obra, si Manuel Franch Beltran, ahondara más en una propuesta compositiva de mayor sugerencia y diseño, utilizando para ello el lujoso traje de torero, no como una simple pieza decorativa, sino como símbolo de un discurso más intelectual, elaborado y sutil, algo que le obligaría a apoyarse más en sus virtudes, como sin duda lo es esa “penelopiana” paciencia para la elaboración del motivo (el traje de torero) y poco o nada en sus claras carencias (un deficiente dibujo del retrato). Porque en esta exposición que permanecerá abierta al público hasta el próximo día 17 de noviembre, “El traje de luces” hace parecer torero a aquel que aún cuando lo vista no sepa como lucirlo, o sencillamente parezca más propio de un bombero torero.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez

29 septiembre 2012

Mirar más allá de la línea.

Estimados lectores.

El pasado martes 25 de Septiembre y hasta el 20 de Octubre, permanecerá abierta al público la exposición “La línea blanca” del pintor Jesús Manuel Moreno (Ciudad Real, 1956) en el Centro Cultural provincial Las Aulas.

Pintor de notable experiencia, vive en la ciudad de Valencia desde hace cinco años, aunque también ha permanecido residiendo por más de una década en la ciudad de Granada, donde se ha vinculado de manera activa con la vanguardia pictórica granadina e investigado sobre diferentes técnicas de representación como el grabado calcográfico, el fotograma, la xilografía y los ensamblajes escultóricos. También ha estado viviendo durante varios años en Barcelona donde además de participar en numerosas exposiciones, entre ellas, una exposición de “Mail Art” (arte postal) en la primera sala Metrònom, la cual hace posible incluir su obra desde entonces en la colección Thous, amplía sus estudios de pintura en la Escuela Eina con Ràfols Casamada y de litografía en la Escuela Llotja con Javier Argimon. Jesús Manuel Moreno es profesor de dibujo y especialista en lexicografía del lenguaje del Dibujo, siendo ese precisamente el tema desarrollado en su tesis doctoral, donde obtiene como calificación un sobresaliente “cum laude”.

Ante tanta experiencia y reconocimientos de este pintor, recogidos en las múltiples actividades realizadas durante todos estos años, es evidente que nos encontramos ante todo un profesional del arte. Y en justa correspondencia a tan alto nivel, quiero expresar mi valoración sobre esta exposición titulada “La línea Blanca”.

“La línea blanca” que como su autor define en las palabras del catálogo que acompaña la muestra, “…es una tendencia, que se inaugura con el presente siglo en la pintura valenciana, consistente,… en la utilización del blanco limpio del lienzo como fondo que enmarca la pintura que se realiza”.

En primer lugar quiero decir que si por tendencia este pintor entiende utilizar el color blanco como recurso espacial del fondo que enmarca o circunda la escena del cuadro, está en su libertad de pensarlo y decirlo, total, hoy en día hay muchos que consideran al pulpo como un animal de compañía, pero a mi juicio esto no es más que uno de los tantos recursos compositivos que le sirven al pintor para organizar los diferentes elementos plásticos dentro del proceso de la realización de un cuadro. Bien es cierto que en la actualidad la crítica de arte usa mucho esta palabra para expresar la idea o el concepto que mueve a un artista o a una escuela, para establecer una forma o manera intencionada de decir y hacer, pero particularmente y en este caso, prefiero valorarlo como algo vinculado más bien a un aspecto técnico de la forma y no al del contenido dentro de la especialidad. Pero decir además, que esta “tendencia”… “se inaugura en la pintura valenciana en el presente siglo” (como así se recoge en las palabras del catalogo de la muestra) resulta cuanto menos sorprendente, escucharlo de alguien que supuestamente debe conocer la obra de pintores tan importantes y mundialmente conocidos, entre otros: Chuck Close, Yves Klein y Egon Shiele, que de valencianos no tienen nada y que al igual que él, utilizan ese mismo recurso del blanco absoluto en el fondo con muchísima más anterioridad que el cuadro titulado “Muanrafak” del año 2005 al que él alude como originario referente de esta “tendencia”, incluso, otro referente de lujo y en este caso Valenciano, que utiliza este recurso, lo encontramos en la obra del maestro Juan Genovés (Valencia - 1930). En nuestra ciudad, contamos con el pintor argentino Pablo D´Antoni, que de manera reiterada también utiliza el blanco de fondo como representación del vacio en sus cuadros, avalado por una intención conceptual, similar a la del maestro Genovés, que pretende justificar la soledad del hombre (en el caso de la obra de D´Antoni, el emigrante) en las grandes y deshumanizadas ciudades modernas. Algo que de alguna manera pienso equipara a la intención discursiva de este pintor y que me ratifica en la consideración que hago sobre el uso de este recurso compositivo, pero sobre todo, en la sorpresa que un doctor en arte despierta en mí, cuando ignora o excluye, al menos a estos importantes referentes mundiales, como antecedentes. Es como decir que para este pintor el mundo acaba en el río Turia aunque este nazca en Guadalaviar (Teruel). Sin duda una visión bastante miope para tratar de “vendernos” su obra.

En lo referente al aspecto estrictamente formal y técnico de las obras expuestas, tengo que decir que teniendo en cuenta también quien las realiza, me he sentido un tanto defraudado con el resultado que se muestra, ya que hubiese requerido de un tiempo mayor de dedicación, estudio e interés por los acabados. A pesar de la belleza y luminosidad cromática que poseen las obras, (principalmente por el efecto que provoca el blanco del fondo) su dibujo resulta en muchos casos tosco y deficiente, ya que la aparente “expresividad” que se pretende lograr dentro de una concepción claramente naturalista del tratamiento de las figuras humanas (de referencia fotográfica) se ven empobrecidas producto de una cierta caricaturización, debido al mal uso tanto de las proporciones, como de la estructura anatómica de las mismas, algo que contrasta claramente con algunas piezas, (las menos) donde su autor parece haber dedicado más tiempo en su elaboración y los resultados revelan en esos casos, un nivel más elevado y profesional de su calidad. Las pinceladas destruyen el volumen anatómico de la figura y una acción que pretende ser “suelta”, se convierte claramente en descuidada y torpe, aportándole a la obra un resultado aficionado y carencial. Y es que como decía el escritor británico John Ruskin “La calidad nunca es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia”, algo que al parecer en esta muestra, su autor, o bien por las prisas o por incapacidad, parece haber olvidado.

A pesar de todo, les recomiendo visitar esta exposición, pues será muy demostrativo para algunos y consolador para otros comprobar que una buena idea puede perder interés y lustre por culpa de una mala ejecución técnica o lo que es lo mismo, “no mirar más allá de la línea”; y por otra parte (y quizás lo más triste) que a veces los títulos y reconocimientos no se corresponden con la calidad de los resultados, algo que una vez más hace valida la famosa frase de David Hockney de… “No es necesario creer en lo que dice un artista, sino en lo que hace” reflexión esta que sigue encerrando una gran verdad. Y que una vez más, aquí podemos tener una buena muestra de ello.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez.

22 septiembre 2012

A pesar de todo, el arte se hace camino.

Estimados lectores.

El pasado martes día 11 y hasta el 27 de septiembre permanecerá abierta al público una exposición colectiva del grupo Beniart (asociación cultural de artes plásticas de nuestra provincia) en la sala Bancaja Hucha de la calle Enmedio 82. Por cierto, la última que se exhibirá en este espacio, debido a los “populares” recortes que tan de moda están en estos momentos de crisis económica. También se me ha informado que además cierra sus puertas al público la sala de exposiciones “San Miguel” de la Fundación Caixa Castelló-Bancaixa en la calle Enmedio, 17 que en estos momentos expone la muestra titulada “Entre dos siglos” donde se recogen obras de los fondos artísticos de la fundación Caja Castellón de diferentes artistas y maestros de la región. Muestra que les recomiendo visitar por su alta calidad de conjunto. En fin, que como viene siendo habitual, se ahorra poco (en este caso en cosas importantes) para malgastar mucho, a veces en cosas que puede ser prescindibles, innecesarias y/o inútiles, siendo esa precisamente la causa por la que hoy nos encontramos en una situación tan lamentable e infecunda; siendo como fuimos, una provincia de gran riqueza y prosperidad económica en el pasado reciente. Y con esto no quiero dar lecciones de eficacia en la gestión y distribución de los bienes, riquezas y servicios que deben ser ilustrativos de un país del primer mundo, en ningún modo, además, no sería demostrativo de mérito, pues solo basta con analizar como está el “debe” y el “haber” de las cajas y bancos de esta comunidad, para uno darse cuenta que sería relativamente fácil destacar en este aspecto, aplicando sólo un poco de sentido común. Porque ya me dirán que “elevado” coste pueden provocar el mantenimiento de dos salas como estas, si las comparamos con los salarios y demás lujos millonarios que se permiten sus directivos, que aun haciéndolo realmente fatal, reciben suculentas indemnizaciones cuando son cesados; estos, al igual que los políticos, viven al margen de la realidad y la necesidad del resto de las personas, pero en fin, es lo que hay y lo peor de todo, es que no sabemos hasta cuando seguirá siendo así. Y luego se habla de que España no genera confianza en el exterior, pero… ¿Cómo va a despertar confianza un país que no sabe administrarse y gestionar sus riquezas? Si la cultura que es uno de los más sólidos activos históricos y de prestigio en este país, sufre el inexplicable y humillante avatar de sus dirigentes políticos y gestores financieros. ¿Quien es capaz de cuestionar el indiscutible valor de Velázquez, El Greco, Goya, Federico Madrazo, Picasso, Juan Gris, Joan Miró, Sorolla, Dalí y tantísimos otros, que ponen con sus obras a España en el más cimero lugar de la historia del arte? Eso sí genera confianza, eso sí es solidez y prestigio en el mundo, pero para seguir manteniendo y desarrollando esa imagen, no se puede tratar a la cultura como la prostituta del reino y limitar (como se está haciendo) sus capacidades y vías de expansión. España puede y debe exportar cultura, es un valor incuestionable, porque no se puede concebir la cultura europea, sin las valiosas aportaciones que han hecho los artistas españoles a través de todos los tiempos. Es inconcebible pensar en un niño alemán, holandés o noruego que estudie arte y no sepa quien es Velázquez o Picasso. Es por eso que debemos gestionar bien este histórico y valioso activo y mirar a Europa y al mundo sin complejos, defendiendo lo que nos distingue con sello propio. Pero para ello hay que tener capacidad creativa y el deseo de trabajar con arreglo a lo que nos es común, (es decir nuestra cultura) y debemos hacerlo de forma civilizada, con ponderación y dejando a un lado esos mezquinos sentimientos regionales que solo debilitan la imagen de este país, ante sus “inquisidores” socios europeos. Porque civilización es un sello sin valor, si este no va acompañado de su cultura.

Y después de esta declaración de principios, comento brevemente la exposición del grupo Beniart.

Como ya viene siendo habitual desde hace algún tiempo y después de una “espontanea”, pero necesaria criba en la calidad del grupo, que ha dejado fuera de membrecía a algunos de sus integrantes menos talentosos y con mayores carencias técnicas, el grupo Beniart se está manteniendo con una notable calidad expositiva en sus últimas exposiciones, algo que sin duda se agradece y mucho, pues en cuestiones de arte, la masificación no siempre viene acompañada del rigor y la calidad de las obras sino mas bien, todo lo contrario.

Con pequeñas excepciones aún, la muestra transmite solides técnica, armonía y gusto, destacando en este sentido la obra de algunos exponentes como por ejemplo: Lledó Martínez que alude a un abstraccionismo de formas onduladas y variadas texturas, donde subyace una sensualidad de marcado lirismo. Sylvia Ordoñez, nos sorprende con un trabajo, que con cuidada técnica y tratamiento, persigue una lectura más conceptual del motivo, algo que sin duda corona con acierto y gusto un trabajo de investigación de años dedicado a la recreación de los objetos cotidianos. Julia Carregui, nos regala en esta ocasión dos hermosos paisajes, de clara referencia fotográfica, donde hace gala de una técnica exquisita y un control de las características texturales y de comportamiento de la luz sobre las superficies de los objetos, dotándolos de una atmosfera de gran poesía y belleza, sin duda con su obra, Castellón cuenta con una gran paisajista en estos momentos. Tere Colomé, se consolida con su trabajo en una pintora con experiencia en el mundo textural, algo que hábilmente acompaña con una atmósfera de reminiscencia surrealista que tanto le caracteriza. Pedro Meliá, un pintor que se mueve entre la grafica y el diseño, nos regala una pieza de gran cuidado en su factura y exquisito tratamiento, algo que le otorga seriedad y rigor al resultado. Pepe Personal, pilar indiscutible de constancia y trabajo en el grupo, en su trabajo mantiene su línea esculturorica de evocación Dadáista y Povera que hábilmente transforma en piezas de gran belleza y expresividad, donde el azar siempre presente, se ve transformado en la acción consciente y creadora del hombre. Rosana Asensio sigue refugiada en la abstracción matérica, parece sentirse cómoda en ese lenguaje, que le brinda la posibilidad de experimentar con diferentes texturas y materiales, solo debe tener en cuenta, que también hay que ampliar las posibilidades compositivas y cromáticas, ya que a veces resulta un tanto monótona y repetitiva en el resultado final.

Estos y otros, son los miembros que están presentes en la exposición colectiva que nos ofrece el grupo Beniart, con la que cierra sus puertas la sala Bancaja Hucha de la calle Enmedio 82. Un ejemplo de esperanza que nos viene a demostrar, que a pesar de todo, el arte se hace camino. Enhorabuena al grupo por esta muestra.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez.