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10 julio 2009

Dos grandes pintores que marcan la diferencia.

Queridos lectores.


Después de haber aparecido en este blog, algunos artículos personales, denunciando y poniendo al descubierto diferentes aspectos carenciales y de pobreza técnico – conceptual, de algunas obras de pintores muy populares y de otras, que se exhiben en nuestra ciudad y por las que se sigue apostando, a mi entender de manera errónea y/o engañosa, para “vendérnoslas” como iconos referentes de “modernidad” y de valores incuestionables, hoy vengo a hablarles (y sin que esto sirva de precedente) de algo muy distinto; dos pintores que realizan obras de autentico valor artístico y desde luego, de una calidad indiscutible.



Dos grandes figuras del Arte de esta región, que aunque muy diferentes, tanto en el método y lenguaje de sus propuestas, como en sus formaciones académicas, ambos representan sin duda para la plástica de Castellón, dos valiosos ejemplos del buen hacer y del buen “decir” en estas tierras de naranjos y “terracota”, ellos no solo elevan la calidad de sus obras en lo referente a los aspectos técnicos, sino que como auténticos virtuosos, las dotan de la vigencia y la frescura en cada una de sus exposiciones, lo cual los hacen merecedores, aun de manera muy insuficiente, de un meritorio lugar en el escenario nacional y más concretamente en lo referente a esta comunidad. Me estoy refiriendo a los maestros, Vicente Traver Calzada y Paco Puig.

Traver Calzada, (Burriana 1945) es un artista de larga formación académica, primero bajo la dirección de otro grande de estas tierras ya desaparecido y a quien tuve ocasión de conocer, el maestro Ramón Catalán, en la escuela de artes y oficios de Castellón, luego San Carlos y mas tarde San Fernando, dos escuelas que recogen en sus historias, lo más valioso de la plástica no solo de España, sino también del mundo. Por último, se marcha a Paris para ampliar estudios y como colofón a su formación especializada, la siempre amada Italia, donde se va a estudiar pintura mural.

Sin duda Traver Calzada es un virtuoso de la técnica, un aman
te de la minuciosidad y la elegancia del dibujo. Durante sus más de 40 años que abarcan los de toda su vida artística, Calzada ha transitado por diversos lenguajes estéticos, así como por varias temáticas y motivaciones, pero siempre desde el común denominador de la corrección y lo exquisitamente hecho, con sus obras ha realizado virtuosos recorridos que van, desde el mas profundo y a veces impenetrable surrealismo, pasando por ejemplos que bien pudieran estar enmarcados en la “new figurative” de los años 70, hasta llegar a un costumbrismo muy entrañable y próximo de gran elegancia y refinado gusto. Es muy dado a utilizar en las composiciones de sus obras, el recurso visual de la secuencialidad y la superposición de la imagen, aportándoles a estas (sus composiciones) mayor dinamismo y distinción, así como una eficaz cualidad de sus lecturas interpretativas, gran virtuoso del color, Calzada se maneja con asombrosa destreza, en las más variadas gamas de colores y la meticulosidad y riqueza tanto de las formas, como del claro oscuro en el dibujo, “cuasi” preciosista, le hace aproximarse con calidez, a una imagen de “ilusión fotográfica” de gran impacto visual.


Uno de los ejemplos más hermosos que podemos disfrutar de este pintor, aunque no el único, lo encontramos en los murales del hall del Palacio de la Diputación de Castellón, donde el pintor nos invita, a través de su obra, a incursionar en la historia de Castellón y sus pueblos, dejándonos un hermoso testimonio de sus gentes, tanto de las más ilustres y conocidas, como de las más sencillas y anónimas, pero que igualmente hacen patria; recreando en el gran formato, tradiciones y lugares de gran significado histórico y emocional, tanto para los que han nacido aquí, como para aquellos que hemos sido acogidos desde la más respetuosa y afectiva amistad. Esta colosal obra puede ser visitada libremente durante toda la semana, en horario laboral, y sería una buena oportunidad, si aun no la conocen, que no dejaran de hacerlo cuanto antes, estoy seguro de que no se arrepentirán y la disfrutaran plenamente.

Por su parte, el entrañable y siempre envuelto en la humildad de los grandes, Paco Puig (Castellón 1934) nos regala en cada obra y en cada exposición, un refrescante “colirio” para nuestros ojos, disfrutar de su obra es entenderla desde la más autentica sensación de gusto y placer. Incansable trabajador de gran constancia y dedicación, le gusta ilusionarse en cada investigación que realiza, sobre las cuestiones relacionadas con la pintura y sus procedimientos, es un amante de la materia pictórica y sus cuadros contienen las más armónicas texturas, creadas con los empastes de la tradicional y siempre atractiva técnica al óleo, el colorido es potente y delicado a la vez, la “alta cocina” como diríamos algunos, refiriéndonos a su buen manejo con los medios y recursos plásticos, es una constante en sus obras y aquellos que somos unos adictos a degustar de esos maravillosos “platos”, se lo agradecemos siempre que podemos disfrutar de su trabajo.


Como ya les indicaba, Paco Puig es autodidacta, no tuvo mayor instrucción académica, que aquella que le pudieron transmitir maestros de la talla de Michavila, Ramón Catalán y Tomas Colon entre otros, en la escuela de Artes y Oficio de Castellón, pero más que la experiencia y los sabios consejos de estos insignes maestros, pienso que es la vida, su sensibilidad y el eterno amor por el arte y la pintura lo que siempre ha acompañado a este entrañable artista. Puig nos habla de la lírica del color, de la expresividad de las formas, y todo ello mimetizado en sus obras, en dolor y alegría, en drama y comedia, en cotidianidad y refinamiento. Sus obras nacen de un expresionismo ingenuo, de amplio colorido y depuradas texturas, sus temas favoritos, recorren las vivencias mediterráneas, con escenas de barcas varadas descansando sobre la arena, después de la faena de la pesca, también de sus aficiones de toda la vida, la música, sus amadas habaneras, y su pasión por el arte de la tauromaquia, motivos característicos en los temas de sus obras; fiesta, colorido, sangre y exaltación popular de lo típicamente español, también el carnaval, con esas mascaras que siempre nos provocan curiosidad, por descubrir al rostro que esconde y por ultimo, esos paisajes quiméricos de edificios arcaicos con fachadas de catedrales que parecen reblandecerse ante nuestros ojos. Sin duda para Paco Puig, toda motivación puede ser valida, para elevarla a categoría de arte, pero para ello, tenemos que ser capaces, como él, de tratarla con ilusión y constancia, con humildad y trabajo y contemplarlo con la sabia mirada de un verdadero maestro.

Me alegra y reconforta saber, que a pesar de tanto “fantasma” suelto y sobre valorado que existe por estas tierras, siempre se pueda contar con estos dos grandes maestros del arte en esta provincia, lo cual resulta siempre un privilegio y un verdadero alivio, sobre todo para nuestros ojos. Porque cada vez que tengamos la posibilidad de deleitarnos con la obra de estos dos grandes artistas, seremos concientes, de que no solo nos aportan con su trabajo valores artísticos de primera calidad, sino que además, estos están respaldados por el rigor, el respeto, la humildad y la constante y necesaria investigación, que permite llegar siempre, a una hermosa, diferente y refrescante propuesta, que tanto agradecemos y disfrutamos.

Gracias maestros por su trabajo, esta ciudad sigue estando en deuda con ustedes.

Amaury Suárez.

Seguiremos informando…

04 julio 2009

El Tombatossals con pies de barro.






Muy estimados lectores, no se porque extraño motivo, ni a que justificada razón responde, pero desde hace algún tiempo a esta parte, están surgiendo con relativa frecuencia en los espacios públicos de nuestra ciudad, esculturas del pintor Melchor Zapata, la más conocida, el “Tombatossals” en la avenida Lledó, pero también, “El Arrancapins”, el “Toro” en la plaza de España, junto al parque Ribalta, “EL Árbol” en Burriana y por ultimo “Maternidad” en la plaza de la Hierba de Castellón entre algunas mas diseminadas por diversas ciudades de la comarca, y no es que esto me resulte algo malo en principio, sino fuera porque a parte de no aportar en la inmensa mayoría de ellas, ningún valor referente, ni en lo estético, ni en lo artístico, tampoco lo hace en su relación con el entorno urbanístico, donde muchas veces, o no se ha pensado en un concepto armónico y coherente de las escalas y las proporciones, o bien el emplazamiento del lugar elegido no es el más idóneo. Quizás el motivo de tanta pobreza técnica y conceptual se deba, a que como el mismo suele decir en sus entrevistas, se reconoce más como pintor, que como escultor, algo que le honra por su sinceridad y franqueza (aunque particularmente considere, que es igual de anodino, en ambas disciplinas artísticas) pero esto algo que no tendría tampoco mayor importancia, sino fuera porque la critica de esta ciudad, al parecer no comparte este criterio, la cual ensalzándolo y haciéndose eco en los periódicos de mayor tirada de esta localidad, ha llegado a considerarlo “un genio”, “un maestro del color” y hasta se ha atrevido a comparado, en lo que considero un ataque de “delirium tremens”, con el mismísimo Miguel Ángel Buonarotti, a ver señores, como decía el portero del edificio, en una popular serie televisiva, “un poquito de por favor” está bien la cortesía y la amabilidad, está bien, que se halague al “artista”, incluso está muy bien, que se le invite a comer una paella si se quiere, pero de ahí, a comparar a Melchor Zapata, con el escultor por excelencia de todos los tiempos, al autor de obras de tan excelso virtuosismo, como lo son “El Moisés”, “La Pietat”, o el archiconocido “David” es cuanto menos de una desproporción absurda, de tal incoherencia intelectual, que haría enrojecer de vergüenza, al más inculto de esta nuestra “comunitat”, pero bueno, como dice el refrán, “en la variedad se encuentra el gusto” y en la huerta del Señor, podemos encontrarnos de todo, incluidos aquellos raros “especimenes” que cometen tan inexplicables errores, impropios de alguien que ha dedicado sus estudios a la critica especializada en arte. Y esto aunque nos pueda parecer raro, es sin lugar a duda, la piedra angular de cómo se concibe y se trata el Arte en esta ciudad, porque al parecer, no se quiere entender aun, que cuando se eleva hasta el delirio al que no es más que un aficionado con cierta gracia, se infravalora a aquellos que merecen un mejor y mayor reconocimiento de su trabajo. Si somos capaces de equiparar en una comparación absurda, a Melchor Zapata con Miguel Ángel Bonarotti o a Juan Ripollés con Pablo Picasso, entonces es que se ha perdido el rumbo y junto con el, la pérdida de valores que marcan las diferencias entre lo culto y lo vulgar, entre lo profesional y lo aficionado, entonces se es incapaz de diferenciar la autenticidad de un jarrón de porcelana china, de cualquiera de sus históricas dinastías, con uno de losa, que podemos comprar en una tienda barata oriental de todo a un euro. Cosas como estas, son las que les hacen ser ignorantes patológicos, es decir, cultos sin cultura, especialistas sin instrucción y sobre todo y para mayor vergüenza, muy injustos.

Pero retomando el tema que hoy nos ocupa, que no es otro que la reveladora propagación de la obra escultórica de Melchor Zapata, siempre he pensado (y no solo en este caso) que es injustificada tantas asignaciones de proyectos a una misma persona, porque estoy convencido de que en nuestra ciudad, contamos con jóvenes creadores, egresados de las escuelas y talleres de Arte de Castellón, Valencia y Alicante, mucho mejor preparados y que aportarían mayor calidad y frescura, tanto en las técnicas como en los contenidos de los proyectos, claro que para que esto ocurra, la política de “encargos” tendría que ser mas heterogénea y justa, pues tal parece como si solo existieran los mismos “elegidos” para diseñar el “arte” de esta zona, y puedo entender que los haya, pero lo que me molesta, es que pretendan convencernos de una calidad y unos valores artísticos inexistentes, otorgándoles un lugar injustamente merecido, que no solo ofende a la razón y al intelecto de los que vemos mas allá de las fronteras de esta ciudad, dejándonos indirectamente como ignorantes, sino que además, nos hiere mucho a los ojos y al corazón. Y es que en realidad, salvo escasas excepciones, aquí los hay malos en el oficio, muy malos en las ideas y peores en las dos cosas.

En el caso de Melchor Zapata, tanto el trabajo que realiza en pintura, como en la escultura, podría calificarlo de aficionadamente digno, sin duda es un gran trabajador y prueba de ello, son sus regulares exposiciones y proyectos que acomete en cortos períodos de tiempo. Pero en Arte no solo el trabajo cuenta, hay que hacerlo desde el estudio, la investigación y desde un espíritu de superación constante, tratando siempre de aportar aunque sea en una pequeña parte, distinción, calidad y amor en las propuestas. Pero al hacerse tan reiterativo y omnipresente en nuestros paseos de domingo por esta ciudad, nos permite descubrir en cada obra, sus más autenticas carencias y errores. Y es que lo bueno queridos amigos, si es breve, dos veces bueno, un atracón aunque sea de caviar (suponiendo que este sea el caso) nos pude resultar indigesto, no solo a las bocas que saben degustar y apreciar los sabores, sino también a las que engullen como inciviles.

Muchas gracias

Amaury Suárez


Seguiremos informando…

01 julio 2009

Juan Ripollés. Pan para hoy… ¿Y mañana que? II Parte

Estimados lectores.

Siguiendo con el tema referido a la autentica calidad y “originalidad” de la obra de Juan Ripollés, quiero abordar en esta segunda y última entrega, algunas cuestiones referentes al método y uso de los diversos materiales, que este pintor emplea para realizar sus trabajos, lo cual nos invitaría nuevamente a reflexionar sobre una inquietante posibilidad de riesgo en la conservación y restauración de su obra pictórica (principalmente de aquellas realizadas en Técnicas Mixtas) donde es evidente que el pintor ha manipulado de manera un tanto arbitraria y con total libertad irresponsable, los diferentes materiales, técnicas y procedimientos que se emplean en las confección de dichas obras, algo que nos viene a demostrar una vez más, su escaso conocimiento y/o su mala praxis, en los aspectos técnicos y artesanales que debe conocer siempre un pintor para garantizar un resultado mucho más perdurable de su trabajo, alertándonos significativamente sobre el posible riesgo que esto representa para la conservación y restauración de las colecciones tanto de las privadas, como de las publicas que ya existen y de aquellas que están por llegar. Dicho de otro modo, ¿Existe en la obra de Juan Ripollés una garantía real, de los aspectos de durabilidad y conservación en su obra, o por el contrario, estaríamos ante un trabajo de difícil y costosa labor de conservación y restauración, que en el peor de los casos, viviría destinada a desaparecer parcial o totalmente en un tiempo relativamente breve?

Como ya vengo apuntando desde el artículo anterior, para un pintor es fundamental el rigor en el conocimiento especializado, así como un estudio conciente de un método, que le facilite un control de los aspectos técnicos, de los procedimientos y materiales, y de los medios que debe utilizar, con el fin de lograr un control mayor de sus aplicaciones y efectos. De esta manera, se podrá sacar el máximo de provecho, asegurándose de que los resultados serán más permanentes, estables y duraderos en el tiempo. El incumplimiento de estas reglas, provocaría irremediablemente unos consecuencias impredecibles y generalmente perniciosas para la durabilidad y la conservación de la obra de arte, máxime si en su elaboración han participado diferentes técnicas, materiales y procedimientos, como es el caso de las Técnicas Mixtas, muy usadas por este pintor y por consiguiente, muy diseminada entre sus coleccionistas.

Con este planteamiento vengo a ratificarme una vez más, en la denuncia de insustancialidad teórico – conceptual, hacia aquellos que le atribuyen a los aspectos del oficio en arte, una importancia menor. Hasta los mismos predecesores del arte Conceptualistas allá por los años 40 del pasado siglo XX, que abordaban el recurso de lo efímero, se preocupaban en dejar testimonios de sus fugaces acciones artísticas, en soportes mucho más estables y duraderos como la fotografía, el video o los dibujos de estudio previo a la acción, los cuales le garantizaran una constancia en el tiempo del hecho artístico y por consiguiente, mayor trascendencia en lo testimonial.

Pero aun así una cosa es, que el recurso de lo efímero sea justificación conceptual para avalar una obra que pretende abordar un tema o intención determinada y otra bien distinta sea, que aquella obra por la que se ha pagado una cantidad de dinero nada despreciable, con el objetivo bien sea, por goce y disfrute estético (esto es extraño, pero posible) o como inversión, para dejarlo en herencia a nuestros hijos y nietos, nos dure menos que un dulce en la puerta de un colegio, esto sin duda, sí sería dramáticamente preocupante, ¿no creen?

Algún que otro “experto” en estas materia, me ha llegado a decir que los materiales que usa Ripollés son de primerísima calidad, que tanto sus pinturas, disolventes, pigmentos, barnices, aceites, como sus lienzos, son de primeras marcas y que eso por si solo ya es una garantía, defendiendo con este “argumento” la curiosa y a mi entender “clasista” teoría, de que el deterioro de la pintura está estrechamente vinculado a la calidad del producto que utilicemos, por ejemplo, si pintamos con una marca desconocida y barata corremos más riesgo de deterioro en nuestros trabajos que si lo hacemos con una más cara y de mayor calidad, y esto no es necesariamente así. Según nos dice en su libro, “Materiales y Técnicas del Arte” Ralph Mayer, fundador del Instituto de Investigación de Técnicas Artísticas y sin duda una de las voces más autorizadas en el mundo sobre estas cuestiones que… “sobre la calidad de los materiales pictóricos, debe tenerse en cuenta que la calidad de las pinturas y bases no es por si misma una garantía infalible de permanencia y eficacia. Muchos fracasos se deben al manejo indebido de los materiales”. Un ejemplo valiosísimo además de muy ilustrativo, en el mal manejo de los materiales y sus procedimientos, lo podemos encontrar en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=Krv4jW1HKXs

Estimados amigos un vez más, y a pesar de lo que muchos pretendan defender y justificar, Ripollés se encuentra también aquí, con el espejo de sus limitaciones, solo que esta vez, no se trata de apreciaciones sugestivas respaldadas sobre gustos y preferencias estéticas, que tantos esgrimen para su defensa, las reacciones químicas provocadas por un mal manejo de ellas, no entienden de eso, ni de la “incontrolada” creatividad que le ha imposibilitado al “maestro” someterse al rigor de la disciplina y el conocimiento académico, aquí se trata de “comprar” humo a precio de oro, de tener o no tener en casa, una estatua de sal, que debemos trasportar descubierta en plena ventisca, “todo lo demás”, es una película de Woody Allen.

Muchas gracias

Amaury Suárez

Seguiremos informando...