Translate

24 junio 2009

Juan Ripollés. ¿Calidad o Marketing? ¿Gusto o Inversión? (I Parte)

Estimados lectores.

Quiero inaugurar este blog, hablándoles de quien es sin duda y desde hace mucho tiempo, la figura artística más popular y representativa de la plástica de Castellón, y yo me atrevería incluso a decir que también, de la Comunidad Valenciana. Por supuesto que me estoy refiriendo a Juan Ripollés (Castellón 1932), ese singular personaje que solemos identificar como “el loco de los cuernitos”, con su barba cana llena de margaritas, que anda desnudo por el campo y que siempre lleva su característica ramita de romero en la boca, ese que desde hace algún tiempo la critica lo ha identificado con el nombre artístico de “El beato Ripo” esto de “beato”, no se si es por la cara de felicidad que siempre muestra Ripollés en sus apariciones o por la veneración que se le tiene (debe ser por lo segundo). El caso es que su obra, se encuentra diseminada por toda la extensa geografía de esta zona, sorprendiéndonos en cada rincón de esta ciudad; edificios, plazas, rotondas y jardines, son distinguidos por sus piezas, haciéndose eco y escenario ideal de su trabajo, sus exposiciones superan en mucho, la decena en solo un año de trabajo, (sin duda una gran productividad) lo cual nos ofrece la posibilidad de disfrutar simultáneamente de sus obras en galerías de Paris, Ámsterdam, New York, Madrid, Barcelona y Valencia entre otras muchas ciudades del mundo, su trayectoria artística es muy extensa, con lo cual, no me sorprendería en lo más mínimo, que en algún momento se pensara también en la posibilidad de colocar alguna de sus singulares figuras “ovomorfas” en la luna, aunque teniendo en cuenta el interés que se esta poniendo en los acuerdos internacionales, por el control de la basura espacial, seria algo difícil, pero no se entristezcan sus admiradores, todo se andará.

Por otra parte, no hay en estos momentos en la ciudad de Castellón, ningún importante acontecimiento cultural oficial que se precie, que no le tenga presente, bien sea en forma física o mediante su obra. Un acto cultural, realmente significativo, carecería de autentico valor, si no ha estado presente el pintor, o no te has podido llevar a casa uno de sus inagotables y muy parecidos grabados, hechos sobre papel manufacturado que él, o sus ayudantes confeccionan.

Ripollés se ha convertido en sello de denominación de origen, de ahí que tanta difusión, haga que le conozcamos todos, los de aquí y los de allá, los que estamos vinculados al arte de alguna manera, o aquellos que no han entrado nunca ni a una galería o a un museo, tan vital y recurrida resulta su presencia, que incluso, en Septiembre del año pasado, (año 2008) se programó una actividad por parte del Excelentísimo Ayuntamiento de Valencia, para que presentara su obra a un grupo de 23 invidentes, sí, como lo han leído, invidentes, y no es que me parezca mal que alguien limitado o imposibilitado de tan preciado sentido, se le prive del conocimiento y disfrute estético, en absoluto, pero creo que existen en estas tierras del Mijares y el Turia, otros referentes mucho más internacionales y de mayor valor de aportación estética y artística, que deberían conocerse antes, que al singular Ripollés, ya que correríamos el riego con actos como estos, queden superados, desconocidos, o en el peor de los caso olvidados, grandes maestros de la historia del arte de esta Comunidad. Pero es que nadie puede quedarse si disfrutar de la magnifica obra del maestro Ripollés, nadie, todos tenemos que conocerla, los que tenemos la posibilidad de ver y también los invidentes.

La obra de Ripollés se ha convertido en un valioso producto, que aunque “no guste”, como suelen decir una inmensa mayoría de las personas a las que les pregunto e incluso, que tienen alguna pieza en propiedad, todos la quieren tener colgadas en su casa, quizás no en la pared principal del salón, pero si en alguna otra, que nos permita mostrarla a los "distinguidos" amigos que nos visitan, con lo cual, esta extraña situación provoca en mi varias interrogantes, algunas de ellas sin respuesta aparente, como: ¿Es oro todo lo que reluce?, ¿Hay en efecto una calidad que ampara tanto bombo y platillo? ¿O es todo producto de un marketing interesado y muy bien orquestado por parte de los “poderosos” coleccionistas que atesoran decenas de sus piezas en sus casas y que quieren expectantes ver traducido en dinero, esas infantiles e incomprensibles imágenes de extraños monigotes?, ¿Es devoción por el arte, o simplemente inversión de futuro cual plan de pensiones?

Iremos por partes, pero antes de dar comienzo a este articulo, quiero manifestar que este no responde a un posicionamiento de preferencias y gustos, ni a la defensa de tendencias enfrentadas con la propuesta de este pintor, sino a una valoración contrastada y fundamentada en diferentes factores técnicos, artísticos, circunstanciales y de antecedentes históricos, que me han permitido hacer una valoración, (siempre desde un punto de vista personal) sobre las causas y efectos de este particular fenómeno de masas, que es sin duda Juan Ripollés. Dicho esto, no seré yo el que pretenda dar una respuesta categórica y concluyente al respecto, no es mi intención, y por otra parte, en arte muy pocas cosas lo son, y es que aunque pueda intuir una aproximación a la verdad del fenómeno, no tengo pruebas que demuestren tal verdad y por consiguiente, el riesgo a equivocarme resultaría innecesario, pero sí me permitiré hacer una valoración de las “aportaciones” y “calidades” que amparan tanta devoción y presencia de esta obra en nuestra ciudad, así como sus valores estéticos y artísticos, pues a fin de cuenta es mi opinión, que aunque siendo la de un especialista en esta actividad creativa del quehacer humano, no dejaría de ser eso, solo mi opinión, así que vamos allá.

Si hacemos un repaso visual por la obra de Juan Ripollés, evidenciamos claramente que hay dos principales fuentes directas de influencia que se le pueden atribuir, por una parte, la del pintor bielorruso-francés, Marc Chagall y por otra, la del malagueño Pablo Ruiz Picasso, de este ultimo, de aquellas obras posteriores al Cubismo, donde se muestra mucho más expresivo y sintético en lo formal.

Es curiosamente significativo, como estas influencias en la obras de Ripollés, responden a un tipo de figuración muy esquemática y sintética, fundamentalmente en sus formas, aunque también podemos encontrarla en el color, algo que nos pudiera parecer equivocadamente fácil, por su similitud a un resultado casi infantil en el tratamiento del dibujo, pero que no lo es en absoluto, al menos no en el caso de estos dos artistas (Chagall y Picasso) donde este resultado responde a un largo proceso de síntesis y depuración técnica por el que han tenido que pasar sus obras. Picasso por ejemplo, perfeccionó en los primeros años de su carrera una técnica, que le posibilitaría luego, abordar sin apenas dificultades, sus motivaciones y temáticas; en los comienzos, con palpables influencias de los maestros que le antecedieron, pero dejando a flote cada vez más, un singular resultado y una clara personalidad en sus obras, con solo 15 años, sus obras de juventud, podrían hacer palidecer al más aventajado académico, como podemos apreciar en su obra "Ciencia y Caridad" realizada en 1898 cuando apenas tenía 17 años (en imagen) y es que las influencias en arte existen siempre, son y deben ser incluso necesarias, ya que no se puede partir de la nada a la hora de crear y siempre hay un punto de referencia para cualquier propuesta, pero de ahí, a no ser capaz de superar las fuentes de donde bebemos, es sin duda un rasgo de mediocridad, inmadurez y falta de autentico talento y es lo que a mi entender, ocurre con la obra de Ripollés, donde estos largos y complejos procesos de depuración y aprendizaje en el proceso de creación, no solo no han existido, sino que no forman parte de su método, su manera de “crear” es más irracional, accidental y caótica, lo cual produce un resultado más repetitivo, pobre e irresponsable, aspecto este ultimo, que abordaré de manera detallada, en un próximo artículo.


(En imagen - P. Picasso "La muerte de un torero" 1933).

Ripollés se ha considerado siempre incapaz de someterse al rigor y la disciplina del oficio y ha justificado esta actitud, con el tópico pero siempre atractivo discurso de su “incontrolada” creatividad, algo que para el gran público neófito de estas cuestiones, resulta siempre una característica muy publicitada, del clásico pintor bohemio y contestatario, que con relativa frecuencia aparece en las películas y en la literatura romántica de finales del XVIII y principios del XIX, pero sin duda que está muy alejada de la autentica realidad de la inmensa mayoría de los artistas serios y de verdadera trascendencia en sus aportaciones. Y es que negar la naturaleza de un pintor, entendida esta en su estrecha relación (que no dependencia) con los aspectos del oficio, es un absurdo y una gran incoherencia. El propio Ripollés ha manifestado en infinidades de ocasiones, desde su ignorancia, con tono sarcástico y con ingenuidad prepotente, que nunca le ha interesado aprender del oficio de pintor, manifestando una y otra vez en cada entrevista que se le hace, que no sabe dibujar y nunca le ha interesado aprender y someterse a la disciplina y dedicación de tan importante recurso técnico. No se quien en este caso es mas inconsecuente, si alguien que sin saber pintar pinta, o aquel que nos "vende" al pintor con tales carencias.

Sinceramente pienso que al producirse tal incongruencia, en la manera de entender el aprendizaje de este oficio, sus capacidades técnicas y representativas, son cuanto menos, pobres, vulgares y muy limitadas, de ahí que sus trabajos hayan tenido prácticamente la misma figuración desde sus comienzos hasta ahora, y esto no tiene nada que ver con un sello o un “estilo” personal del pintor, como muchos críticos nos quieren hacer ver, NO, sino con una clara limitación e incapacidad técnica, que le impone la falta de recursos plásticos a este pintor.

(En imagen - J. Ripollés "Desastre en la corrida" 1975).



Algunos creerán que mi análisis parte de un posicionamiento absoluto en defensa de los aspectos artesanales y/o de oficio del pintor y se equivocan, siempre lo he visto como un complemento muy necesario y de estimulo a la propia creación, pero no absoluto, entiendo la diferencia que hay entre arte y artesanía, pero lo que no puedo aceptar es que algunos piensen que este aspecto no es importante y que la creación surge como algo “espontáneo” casuístico o accidental, como una especie de “Don” que solo se otorga por voluntad divina, no es cierto, Leonardo Da Vinci, nos decía “El genio se crea con dedicación y trabajo” nunca nos hablo de ese "Don divino", ni de factores de inspiración espontánea, solo de dedicación y trabajo, pero no entendida como mientras más horas estoy pintando soy mejor y mas original, No, en pintura la práctica por si sola, no garantiza el éxito, por muy trabajador que uno sea, si no lo hace desde el análisis, la experimentación y la reflexión de los resultados, poco o casi nada se puede lograr.

A pesar de la nula o poca importancia que hoy en día, muchos “expertos” le atribuyen al conocimiento y la práctica del dibujo, llegando incluso los más tendenciosos y extremistas, a considerarlo como un recurso obsoleto e innecesario del aprendizaje académico; les puedo decir basándome en la autoridad que me otorga, mi experiencia de más de 25 años, tanto en la docencia, como de especialista en esta disciplina artística, que no se puede interpretar una forma, si no la conocemos, que no es solo dibujar bien el “exterior” de un objeto, sino que debemos penetrar en su esencia única y para ello, no solo debemos limitarnos a imitar lo que nuestro ojos ven de la realidad objetual, entendida esta, como la material o extrasomática, sino a penetrar en la particularidad y distinción de los conceptos que conforman esa realidad, como decía Velázquez, “no se trata de pintar las hojas de los árboles, sino al bosque”. Quizás aquellos que ahora defienden esas absurdas teorías de la falta de necesidad de aprender bien el oficio y sobre todo a dibujar, fueron victimas de profesores incapaces de transmitir ese sentimiento por el dibujo y mas que enseñarles la utilidad y la necesidad de amarlo, les pusieron a realizar mecánicamente ejercicios de imitación, haciéndoles beber solo de la superficie de las cosas y no de la distinción de sus realidades y aquellos que hablan, sin haber pasado por una academia de Bellas Artes, son sencillamente unos ignorantes . El discurso visual que pretendemos hacer todos aquellos que estamos vinculados a la imagen, debe partir de un conocimiento profundo del dibujo, primero tenemos que conocer bien el motivo sobre el cual queremos tratar, antes de poder interpretar o plasmar su síntesis, pues de lo contrario, nos quedaríamos en lo superficial, repitiendo hasta la infinidad, siempre la misma formula, haciendo cada vez mas repetitivo y pobre los resultados, es decir, seriamos victimas indiscutibles de nuestras limitaciones e incapacidades, lo cual pienso que es lo que ocurre, en el caso que nos ocupa.

En Ripollés, el discurso de sus pinturas no solo es pobre en los recursos técnicos que maneja, sino además trasnochado, estoy convencido de que este tipo de figuración, se hizo mucho mejor y con mayor coherencia contextual e histórica, hace ya mas de 100 años con las pioneras vanguardias y si hay duda de ello, solo habrá que observar las pinturas de Chagall, Dubuffe, Matisse, Miró, Paul Klee y el siempre magnifico Pablo Picasso en sus etapas posteriores al cubismo, para percatarnos de la "gran originalidad" que se nos quiere vender, siendo precisamente en esta etapa de Picasso, donde apreciaremos claramente, esa preocupante similitud con las producción que a hecho Ripollés durante toda su vida. Es notoria la pobreza compositiva, casi siempre centrada en una pieza única como elemento protagónico, carente de armonía en los ritmos y sin una lectura visual que la aglutine, es pobre además en los contenidos y en la reiteración constante de la esquematización de la imagen, compuesta principalmente de esas figuras “ovomorfas”, que no son representativas de nada, es decir, ni de pueblo y nación, ni de región y cultura, ni de lugar y costumbre, y si no, pensad en el gran Sorolla, español, mediterráneo, luz y Valencia, sin duda un claro símbolo de aportación y representación cultural de esta comunidad y nación. Y es basándome en todo esto factores por lo que pienso, que en las pinturas y esculturas de Juan Ripollés, hay desde hace muchos tiempo (yo diría que desde siempre) una evidencia incuestionable de agotamiento formal y temático; por lo que no es oro todo lo que brilla y ese valor que se le atribuye a su obra, pienso que tiene que ver más con factores de especulación del mercado del arte y de otro tipo, pero muy poco o nada, con aquellos que nos hablan de las autenticas y significativas aportaciones en el mundo del Arte. Y el que no lo quiera ver así, será porque sus aplausos solo van dirigido a un concierto que nunca escuchó, porque nunca lo hubo o es cómplice de una propaganda cultural engañosa y sin duda muy cuestionable.

Quizás este artículo pueda parecer impertinente, innecesario y hasta inconveniente para algunos, supongo que los más afectados con mis palabras sean aquellos que tienen en sus casas una gran cantidad de piezas de este pintor, imagino que los más ofendidos sean los más ignorantes y también aquellos que más han invertido en la promoción y venta de este insustancial producto, sin duda estos últimos, los de mayor responsabilidad y desvergüenza, ya que al menos, el pintor siempre ha sido consecuente y coherente con sus limitaciones. Pero los que nos han “obligado” a comprar este producto que lleva en su simiente la cualidad de lo efímero, son sin duda de una inmoralidad perentoria.

No he mencionado en este artículo, los problemas de conservación que pudieran aparecer en algunas piezas que poseen algunos coleccionistas, sobre todo en sus interminables "Técnicas Mixtas" supongo que también sea consecuencia de esa “incontrolada” creatividad de su autor, que le ha imposibilitado también a estudiar y conocer en profundidad, las características y cualidades químicas de los productos que usa, pero eso es otra historia que la abordaré en una próxima entrega, si nada ni nadie lo impide.

Les invito ahora a que reflexionen y a que busquen respuestas, a parte de mantener activo nuestro cerebro, es una buena formula para diferenciarnos mejor de los peces.
Mis cordiales saludos a todos y hasta la próxima entrega

Amaury Suárez

Continuara…

27 comentarios:

Asun dijo...

Menos mal! Ya pensaba yo que era la única en el universo a quien la escultrua "homenaje al libro", le parece un horror...

Asun dijo...

Cada vez que la veo me dan ganas de no leer mas en mi vida y hasta de quemar los libros que tengo.

Tu si que eres un artistazo.

Te ha faltado decir una cosa: Una tontería sigue siendo una tontería aunque la digan millones de personas.
Bsos. Asun

Anto Valero dijo...

Muy acertada esta crítica sobre Ripollés, sobretodo estos párrafos sacados de tu análisis:

“…¿O es todo producto de un marketing interesado y muy bien orquestado por parte de los “poderosos” coleccionistas que atesoran decenas de sus piezas en sus casas y que quieren expectantes ver traducido en dinero, esas infantiles e incomprensibles imágenes de extraños monigotes?, ¿Es devoción por el arte, o simplemente inversión de futuro cual plan de pensiones?.”

Un abrazo maestrazo Amaury. Antonio.

Unknown dijo...

Cuando ua comida, por ejemplo la comida china gusta a millones de personas, algo debe tener, sin embargo hay personas que no les gusta o bien porque no lo ha probado, cosa no correcta, porque no puedes rechazar una cosa sin probarlo o porque lo ha probado y verdaderamente no le gusta y hasta le puede dar asco por eso de las leyendas urbanas ( a veces no tan leyendas...jajajaj) En mi casa tengo cuadros de AMAURY, aunque en mi jardin me gustaríatener una de las figuritas de Ripollés.....un abrazo

Carlos Asensio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Asensio dijo...

En primer lugar, me gustaría darte la enhorabuena ya que el artículo me ha parecido muy muy buenoo!!, por el aplastante razonamiento en el que se basa y sobre todo por haber tenido el valor de sacar a la palestra ante toda la gente un tema que siempre genera controversia. Como bien dices, es una pena que se haya convertido en un producto derivado del marketing que gira en torno a su figura y que únicamente sean los que aman el oficio los que se den cuenta de ello. No en vano, estaría bien que todo lo expuesto aquí no cayera en saco roto y que más de uno se diera cuenta que gracias a unos buenos argumentos las cosas acaban cayendo por su propio peso jeje.

Un abrazo!!

Amaury Suarez dijo...

Mí estimado Walter:
Agradezco sinceramente tus palabras y en principio puedo estar de acuerdo contigo, pero mi artículo no tiene un enfoque de gustos y/o preferencias, ya que sobre este particular, nadie se ha atrevido hacer una valoración o un estudio serio y concluyente, creo realmente que seria imposible, por lo sugestivo de esto.
En mi artículo hablo de antecedentes, de aspectos claros de carencias de oficio y de falta método, como vez, no es una valoración de gusto, es una argumentación que avala un criterio real y objetivo. Que tu tengas piezas de Amaury y que además te guste tener algunas piezas de Ripollés en el jardín de tu casa, me parece no solo bien, sino además muy respetable.
Y aprovecho tu símil gastronomico para ser más ilustrativo, es como si tu prepararas una paella sin el ingrediente principal (el arroz) pero me dijeras que es tan original y buena como aquella que esta respaldada por la tradición e incluso llegaras a cuestionarla y todo esto independientemente de que pueda gustar o no.
Un abrazo y te agradezco nuevamente tu comentario
Amaury

Anónimo dijo...

No dudo para nada del arte de Ripolles,sino de toda la mentira de la que esta rodeada,a mi siempre me ha gustado Fito desde los Principios con Platero,y no porque ahora han dicho que es bueno para sacarle el maximo provecho,la gente acude como masas Borregos descarrilados,pero eso no me hace dudar del la sinceridad y el arte de Fito,es mas,su arte crece,por que el artista sabe crecer,y ausentarse de toda la mierda inevitable de la sociedad.Algo parecido me ha pasado con Ripolles,pero no dudo de su arte y su sinceridad, creo que de verdad siente lo que hace,y que le da vida,independientemente de si tiene mas tecnica o menos tecnica.Ha por cierto,me han gustado tus cuadros,y hay uno que me ha encantado que se llama,bueno ya te digo mañana el nombre que no me acuerdo,te lodigo mañana cuando lo mire en tu pagina,un placer,buenas noches

Anónimo dijo...

El rey desnudo, que hermosos trajes, lucen Ripolles,Fabra,Camps...o será que van desnudos?
de Ripolles todos lo sabemos, pero llenar una comunidad autónoma de homenajes a los genitales de esta cuadrilla...y de esa "envergadura", demoníaco.

Pintxo dijo...

Amaury, excelente critica en la que descubro y admiro tu profundo conocimiento de la tecnica y del mercado del arte. Son dos tipos de personas los que poseemos una obra del beato, Los que no comprenden el arte en algo que va mas alla de lo que se ve y los conocedores del irregulado mercado del arte.
Pintxo

Anónimo dijo...

Lo veo en fotos y parece un loco, lo escucho por la radio y lo encuentro enajenado e infantil. Entiendo que pareciese presa fácil para la crítica.

Curiosamente has desempolvado lo más racional del arte, lo mas técnico y lo has tirado contra él. Debe resultarte duro asumir que alguien así sea, simplemente, mejor artista que tú. ¡Que injusta es la vida!

Anónimo dijo...

¿Aprobación? ¿Quedará entonces entre tu y yo?

En fin, para mi es suficiente.

Amaury Suarez dijo...

Muy estimado (a) y “valiente” amigo (a) anónimo (a).
Para su sorpresa el comentario que hace no quedará entre usted y yo. Ante el monologo, siempre he preferido “el biólogo” (esto último es un toque jocoso, por si no lo había cogido) y también para su información, permítame decirle que en este blog siempre que exista educación y respeto, todo se publica.
Podríamos estar hablando de lo que es o no es, ser un artista, de lo que es o no es, ser un producto de la especulación y el marketing, de lo que es ser un resultado trascendente y perdurable en el arte (afortunadamente el tiempo es el mejor juez) y lo más probable es que tenga usted más que yo, una visión muy tolerante (sino permisiva) a la hora de relativizar los conceptos, intenciones e incluso algo tan racional y tangible como es la técnica, no lo dudo y me parece muy respetable. Pero ante la duda, permítame hace mía la frase del famoso apólogo de Hans Christian Andersen en su cuento “El traje nuevo del Emperador”… «Sólo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea»
Y sobre mis intenciones de ser o no ser yo un artista, nunca he dicho nada a nadie al respecto, creo que nunca me lo he dicho siquiera a mi mismo, siento verdadero pavor solo de pensarlo pues considero al arte como una expresión muy elevada de lo sublime y creo que mi imperfección podría contaminarlo, y provocar un resultado vulgar, grotesco e intrascendente (como algunos que ya se afanan en hacerlo) prefiero seguir siendo un eterno aprendiz. Es por eso que sospecho mi estimado y “valiente” amigo (a) anónimo (a) que sería usted incapaz de poder afirmar de existir, tan intima y personal intención.
Muchas gracias por participar en este blog algunas veces muy incomodo para algunos, pero muy instructivo para otros. Como la vida misma, ¡ah! Y no pierda la costumbre, que aquí será siempre muy bien recibido, educadamente y correctamente contestado.

Anónimo dijo...

Mi muy estimado A.:
Lo de "El beato" fue idea de Manuel Vicent. Véase su novela, dedicada a Ripollés, cuando Ripollés era otra cosa, "Ángeles o neófitos".

Por otro lado, la afirmación: "donde estos largos y complejos procesos de depuración y aprendizaje en el proceso de creación, no solo no han existido". Me parece exagerada o, sin ánimo de ofender, indocumentada. Véase los grabados al aguafuerte sobre "Vida de Manolo", de Josep Pla, de Ripollés, cuando Ripollés era otra cosa. Así como revísese también su primera época.

Suya afectísima que lo es,

La Batata de los Cuernecitos

Amaury Suarez dijo...

Muy estimadísima Batata de los cuernecitos.
En primer lugar quiero agradecer su amabilidad de compartir conmigo y con todos los lectores de este blog (que me honran con un numero de consultas cada vez mayor) la información que nos brinda sobre la trayectoria artística del maestro Ripollés. Información que aunque no del todo era desconocida por mi, sí me ayuda tanto a mí como al resto de los lectores de este blog a realizar un retrato más preciso de su actividad creadora durante todos estos años. Y curiosamente mí querida amiga y seguro que sin pretenderlo por su parte, viene a corroborar de una manera indirecta mi punto de vista con relación a la calidad y aportación de los resultados artísticos del cabrituno maestro. Pues si después de tanto libro, grabados, vinculación al poder y años a los que usted considera aprendizaje y “depuración” de una forma de hacer, el resultado son estas figuras “ovomorfas” y cuadros con tantas carencias técnicas y de discurso, flaco favor le hacemos al arte. Y sobre la primera etapa del maestro, aunque menos contaminada de tanta parafernalia mediática y marketing, es sospechosamente parecida a Picasso, Jean Dubuffet, Chagall pero con mucho menos interés en todos los sentidos.
Ha sido un placer contestarle.
A sus pies.

Anto Valero dijo...

De donde sacas, “cabritilla novicia del Beato Ripo”, que Amaury Suarez sea peor artista que Juan García Ripollés. Y tú acusas de información indocumentada ¿Por qué has tardado tres años en escribir tu comentario a favor de Ripollés? Es quizá que acabas de llegar al patrocinio de Ripo y te han encargado actualizar su página, vislumbrando su decadencia, para mantener la cota mercantilista.

Anónimo dijo...

La Obra de Joan Ripollés esta reconocida en el mundo entero, por algo será. Es público que es uno de los artístas mas relevantes en escultura de cristal de Murano, por algo será. Sus personajes o figuras pueden gustar o no, para gustos los colores. Personalmente me parece genial lo que hace, de un atractivo enorme, sus lineas son simples, sus colores espectaculares y su técnica diferente a lo tradicional. Antes de tener un fantástico bodegón técnicamente perfecto en mi salon, prefiero una obra de Ripollés. Sus personajes tienen una evidente linea infantil, pero quizá sea ese su atractivo principal.

Quizá peque de ser un atísta un tanto comercial, y personalmente creo que hay un exceso de obra, aunque támbien es cierto que está tan demandada por galeristas, exposiciones, etc, que es prácticamenten imposible hacerte con uno de sus oléos.

MJ.

Amaury Suarez dijo...

Estimado Sr. Manuel.
Ante todo quiero agradecer su opinión en este blog y sobre todo la forma en que lo hace, pero permítame decirle desde la discrepancia, pero también desde la educación, que su opinión la expresa básicamente desde dos puntos de vista que aunque respetables, no arrojan luz al fenómeno; por un lado, desde el desconocimiento, cuando toma por argumento el uso de la muletilla “por algo será” ¿es que acaso no sabe cual es la causa de tanta popularidad? Y lo segundo, desde su gusto personal, que como bien señala (y ahí le otorgo toda la razón) para gusto los colores. La preferencia de cada cual a elegir el pintor que le gusta o prefiere para el salón de su casa es muy respetable, faltaría más, pero yo no hablo de gustos, (al menos no como argumento serio) sino de técnica, discurso y por consiguiente aportación artística de las obras, y por cierto, no solo de la del Sr. Ripollés, sino de la de todos los artistas a los que les he dedicado un artículo en este blog (puede comprobarlo). Y en este sentido Sr. Manuel, tengo que decirle que a pesar de su respetable predilección y gusto, existen claras e irrefutables carencias en la obra del Sr. Ripollés, que ya empiezan a manifestarse en algunas de sus obras, que sin llevar aun una década de creadas, ya empiezan a deteriorarse. Algo que curiosamente se debe a eso a lo que usted otorga un valioso y distinguido merito y que califica como “su técnica diferente a lo tradicional”.
Que tenga un buen día y gracias por participar con su opinión en este blog.

ines dijo...

Yo, que examino su obra desde "el fin de la tierra"-desconocera de su vida, de sus "conexiones políticas", reconociendo sus influencias ¿Quien no las tiene? y... me enamora. ¿Será un embrujo?

Sabino Romerales dijo...

Ninguno de los que aqui opinan tienen idea de arte, el Gran Ripolles es en sus lienzos un poeta y un gran artista que ve la vida de forma diferente.Para hablar de arte hay que estudiarlo y saber del tema ninguno de los que opinan saben nada.

Sabino Romerales dijo...

Ninguno de los que aqui opinan tienen idea de arte, el Gran Ripolles es en sus lienzos un poeta y un gran artista que ve la vida de forma diferente.Para hablar de arte hay que estudiarlo y saber del tema ninguno de los que opinan saben nada.

Ángel Cambero Pérez dijo...

¿Ninguno de los que aquí opinan tiene idea de arte?
Valiente atrevimiento el suyo cuando desconoce a qué se dedican quienes aquí opinan, caballero.
Para hablar de lo que saben los demás quizás no haga falta estudiarlos, pero sí conocerlos.
Sobretodo cuando sus argumentos no han servido para "iluminar" a los que quizás seamos simples alumnos de la experiencia, cosa que por otra parte, estimo más digno que ejercer de maestro de la soberbia.

Anto Valero dijo...

¡Vaya Sr. Sabino Romerales, usted sí que entiende de arte¡ Y podría decirme en qué Facultad de Bellas Artes ha estudiado usted. Pues para afirmar que ninguno de los que escriben aquí tiene idea de arte, será que usted ha realizado y concebido grandes obras de la categoría del Gran Beato Ripo, o es, que usted es un osado y arrogante estúpido.

Anto Valero dijo...

¡Vaya Sr. Sabino Romerales, usted sí que entiende de arte¡ Y podría decirme en qué Facultad de Bellas Artes ha estudiado usted. Pues para afirmar que ninguno de los que escriben aquí tiene idea de arte, será que usted ha realizado y concebido grandes obras de la categoría del Gran Beato Ripo, o es, que usted es un osado y arrogante estúpido.

Sabino Romerales dijo...

Señor Valero aqunque no es mi norma contestar a gente con bajo perfil como el suyo, le dire que lo que le corroe es una gran envidia por el costo y venta de las obras de este insigne pintor y alcache jamas podra llegar, le recomiendo unos ejercicios espirituales para para que corrijan su envidia.
En cuanto a mi formacion le dire que estudie bellas artes en Roma con sobresaliente, actualmente soy academico de
la Acedemia de San Telmo en Malaga, y regente en el Consejo Valorador de la Academia de San Fernando en Madrid, le podria enviar mi curriculum pero posiblemente su correo no admita tanta informacion.
En cuanto a osado y arrogante estupido ese honor solo se lo dejo a usted de cuya academia debe de ser presidente.
Dediquese a la pintura de brocha gorda.
Saludos
Sabino Romerales(seudonimo)

Anto Valero dijo...

Para ser académico de la Academia de San Telmo, ha batido usted -señor pseudónimo de Sabino Romerales- el record en faltas de ortografía de todos los académicos juntos, en las pocas líneas de su comentario. Tampoco son creíbles sus otros títulos que se atribuye, sobre todo de un crítico que se esconde detrás de un pseudónimo e insulta y llama ignorantes a verdaderos Profesores de Pintura o con títulos universitarios auténticos, es usted como los que tiran la piedra y esconden la mano (debería hacer mejor sus ejercicios espirituales).
En cuanto a lo de la “brocha gorda” sepa usted que su insigne pintor Juan García -¡Ahh... que no lo conoce!-, pues es que Juan García tiene como segundo apellido Ripollés y fue pintor de brocha gorda como consta en su biografía [… recogió boñigas de caballo, fue chatarrero y pintor de brocha gorda, hasta que se marchó a París en 1954.].
Mi curriculum quien quiera lo puede encontrar en internet.

Anto Valero dijo...

Para ser académico de la Academia de San Telmo, ha batido usted -señor pseudónimo de Sabino Romerales- el record en faltas de ortografía de todos los académicos juntos, en las pocas líneas de su comentario. Tampoco son creíbles sus otros títulos que se atribuye, sobre todo de un crítico que se esconde detrás de un pseudónimo e insulta y llama ignorantes a verdaderos Profesores de Pintura o con títulos universitarios auténticos, es usted como los que tiran la piedra y esconden la mano (debería hacer mejor sus ejercicios espirituales).
En cuanto a lo de la “brocha gorda” sepa usted que su insigne pintor Juan García -¡Ahh... que no lo conoce!-, pues es que Juan García tiene como segundo apellido Ripollés y fue pintor de brocha gorda como consta en su biografía [… recogió boñigas de caballo, fue chatarrero y pintor de brocha gorda, hasta que se marchó a París en 1954.].
Mi curriculum quien quiera puede verlo en internet.