Estimados lectores,
Desde mi llegada y posterior residencia a esta comarca de la Plana Alta, lugar donde las huertas tradicionales son bañadas aun por el río Mijares, a este territorio vecino del apacible y silencioso mar Mediterráneo, ese maravilloso cronista y testigo mudo del paso de tantas y tantas civilizaciones y culturas, que hoy sigue conservando lo hermosamente mágico de su luz y su inmensidad inspiradora para muchos artistas; tuve la posibilidad y el privilegio, de contemplar las obras de algunos artistas locales. Reconozco que no todos me sorprendieron de la misma manera, algunos pintores y sus obras, pasaron indiferentes ante mis ojos, otros, me hacían reflexionar y cuestionar, sobre su exagerada popularidad y sobre esas, a mi entender, casi nulas aportaciones, que dicen hace con su trabajo al arte. Incluso hoy, 15 años después de aquello, me siguen resultando incomprensibles esos supuestos y tan cacareados “valores artísticos”; afortunadamente, también encontré a un pequeño grupo de artistas, entre los que se encontraba el que es hoy nuestro protagonista, con hermosas obras llenas de singular vitalidad, frescura y belleza, con técnicas de elevada factura en su realización y sugerentes temas que hablaban con orgullo de lo autentico de su región, algo que resulta verdaderamente importante para ese factor que nos habla de la universalidad del arte y que tanto se corresponde con la cultura, idiosincrasia y las formas de vida de sus pueblos, obras que hablaban de sus costumbres y tradiciones en esa singularidad que encierra ser por ejemplo castellonense, mediterráneo, español y europeo. Hay quienes piensan, que se es más “original” y “moderno” mientras más hermético, incomprensible y alejado se muestra en el discurso artístico, o mientras más se mimetiza con lo que venga de fuera y quien así lo piense, se equivoca; pues nadie será más original, que aquel que es capaz de mostrar al mundo lo verdaderamente singular y autentico de lo suyo, aquello que lo hace único e irrepetible ante los demás.
Pues bien, dentro de aquellos magníficos artistas se encontraba el maestro, Traver Griñó, tristemente desaparecido recientemente (2-abril-1931 a 17-marzo-2008) uno de los pintores que más me han impresionado por la destreza en el manejo de la técnica de la acuarela (sin duda la más difícil de todas las que abarca la pintura) he visto pocos pintores en el mundo que la hayan ejecutado con tanta habilidad, fuerza y belleza, motivo por el cual siempre lo hice merecedor de mi admiración y del respeto por su obra.
Griñó, era un artista polémico y muy temperamental, lo conocí portando una característica boina que escondía su larga pero poco poblada melena canosa, de jocosa mirada miope, gustaba mucho de la broma fácil y se sabía maestro de una excelente técnica, el amor por la caricatura, lo hizo presentar sus trabajos en un pintoresco pueblito de mi país, San Antonio de los Baños (Cuba) donde le concedieron un importante premio, estaba muy orgulloso de ello, y cada vez que nos veíamos charlábamos de lo que era para él una importante experiencia y sin duda un merecido reconocimiento. Era un hombre muy directo y claro, algo arrogante, pero sin pedantería, sabía donde hablar y también donde prestar atención, admiraba el conocimiento en aquellos que habíamos tenido la posibilidad de estudios superiores, pero no se sentía inferior, era consciente de sus magníficas dotes como dibujante y sobre todo, se sabía conocedor de su excelente manejo en la acuarela, supongo que a veces, su exagerada sinceridad, y la manera de ser y actuar, contrastaban con algunos pensamientos más tradicionales y pueblerinos, a veces exageradamente prudentes, muy reservados e incluso hipócritas de algunos de sus colegas, de ahí que tuviera muchos conocidos, pero en realidad pocos amigos en el gremio.
Sentí mucho dolor cuando vi “desaparecer” su mural “El camino de la vida” pintado sobre una pared medianera de la plaza de Clavé, y creo recordar haber leído en alguna parte, que fue un encargo del Ayuntamiento de Castellón en el año 1987. En ese lugar hace unos pocos años atrás, la construcción de un edificio que aumentó inexplicablemente de altura, lo dejó prácticamente oculto, motivo este que le ocasionó al artista, un gran pesar y un lógico disgusto. Es curioso como hay quienes tienen muchísima “suerte” para exhibir sus obras en esta ciudad, independientemente de su propuesta y calidad estética, algo que incluso llega a ser inexplicablemente incompresible, como incomprensible y falto de sentido armónico de lo estético, es que alguien pensara en cubrir con un gigantesco septópodo “sol” amarillo pollo, la fachada azul eléctrico de un edificio del Grao de Castellón (quizás esa sea la razón por la cual, se incrementa tanto las ventas de gafas de sol, en los vecinos que habitan próximos a tan singular obra), pero bueno bromas a parte, lo cierto es que con ejemplos como este, se seguirá haciendo méritos para continuar siendo una ciudad de cuestionada belleza y orden en su aspecto urbanístico, como sus propios habitantes reconocen con cierto sonrojo.
Independientemente de esta incuestionable y absurda realidad, Castellón también puede presumir de excelentes artistas, que a pesar de todo, siempre tendrán el reconocimiento y el respeto, de los que seguimos creyendo en la nobleza del arte, en la autentica calidad que sabe alzarse por si sola, sin compadrazgos de ningún tipo, revestido de la única verdad que hace libre y autentico al verdadero arte. En donde Castellón se honra con la digna presencia del maestro Traver Griñó.
Por todo ello, muchas gracias maestro por tu obra, esta ciudad está en deuda con usted.
Muchas gracias a todos y hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
Desde mi llegada y posterior residencia a esta comarca de la Plana Alta, lugar donde las huertas tradicionales son bañadas aun por el río Mijares, a este territorio vecino del apacible y silencioso mar Mediterráneo, ese maravilloso cronista y testigo mudo del paso de tantas y tantas civilizaciones y culturas, que hoy sigue conservando lo hermosamente mágico de su luz y su inmensidad inspiradora para muchos artistas; tuve la posibilidad y el privilegio, de contemplar las obras de algunos artistas locales. Reconozco que no todos me sorprendieron de la misma manera, algunos pintores y sus obras, pasaron indiferentes ante mis ojos, otros, me hacían reflexionar y cuestionar, sobre su exagerada popularidad y sobre esas, a mi entender, casi nulas aportaciones, que dicen hace con su trabajo al arte. Incluso hoy, 15 años después de aquello, me siguen resultando incomprensibles esos supuestos y tan cacareados “valores artísticos”; afortunadamente, también encontré a un pequeño grupo de artistas, entre los que se encontraba el que es hoy nuestro protagonista, con hermosas obras llenas de singular vitalidad, frescura y belleza, con técnicas de elevada factura en su realización y sugerentes temas que hablaban con orgullo de lo autentico de su región, algo que resulta verdaderamente importante para ese factor que nos habla de la universalidad del arte y que tanto se corresponde con la cultura, idiosincrasia y las formas de vida de sus pueblos, obras que hablaban de sus costumbres y tradiciones en esa singularidad que encierra ser por ejemplo castellonense, mediterráneo, español y europeo. Hay quienes piensan, que se es más “original” y “moderno” mientras más hermético, incomprensible y alejado se muestra en el discurso artístico, o mientras más se mimetiza con lo que venga de fuera y quien así lo piense, se equivoca; pues nadie será más original, que aquel que es capaz de mostrar al mundo lo verdaderamente singular y autentico de lo suyo, aquello que lo hace único e irrepetible ante los demás.
Pues bien, dentro de aquellos magníficos artistas se encontraba el maestro, Traver Griñó, tristemente desaparecido recientemente (2-abril-1931 a 17-marzo-2008) uno de los pintores que más me han impresionado por la destreza en el manejo de la técnica de la acuarela (sin duda la más difícil de todas las que abarca la pintura) he visto pocos pintores en el mundo que la hayan ejecutado con tanta habilidad, fuerza y belleza, motivo por el cual siempre lo hice merecedor de mi admiración y del respeto por su obra.
Griñó, era un artista polémico y muy temperamental, lo conocí portando una característica boina que escondía su larga pero poco poblada melena canosa, de jocosa mirada miope, gustaba mucho de la broma fácil y se sabía maestro de una excelente técnica, el amor por la caricatura, lo hizo presentar sus trabajos en un pintoresco pueblito de mi país, San Antonio de los Baños (Cuba) donde le concedieron un importante premio, estaba muy orgulloso de ello, y cada vez que nos veíamos charlábamos de lo que era para él una importante experiencia y sin duda un merecido reconocimiento. Era un hombre muy directo y claro, algo arrogante, pero sin pedantería, sabía donde hablar y también donde prestar atención, admiraba el conocimiento en aquellos que habíamos tenido la posibilidad de estudios superiores, pero no se sentía inferior, era consciente de sus magníficas dotes como dibujante y sobre todo, se sabía conocedor de su excelente manejo en la acuarela, supongo que a veces, su exagerada sinceridad, y la manera de ser y actuar, contrastaban con algunos pensamientos más tradicionales y pueblerinos, a veces exageradamente prudentes, muy reservados e incluso hipócritas de algunos de sus colegas, de ahí que tuviera muchos conocidos, pero en realidad pocos amigos en el gremio.
Sentí mucho dolor cuando vi “desaparecer” su mural “El camino de la vida” pintado sobre una pared medianera de la plaza de Clavé, y creo recordar haber leído en alguna parte, que fue un encargo del Ayuntamiento de Castellón en el año 1987. En ese lugar hace unos pocos años atrás, la construcción de un edificio que aumentó inexplicablemente de altura, lo dejó prácticamente oculto, motivo este que le ocasionó al artista, un gran pesar y un lógico disgusto. Es curioso como hay quienes tienen muchísima “suerte” para exhibir sus obras en esta ciudad, independientemente de su propuesta y calidad estética, algo que incluso llega a ser inexplicablemente incompresible, como incomprensible y falto de sentido armónico de lo estético, es que alguien pensara en cubrir con un gigantesco septópodo “sol” amarillo pollo, la fachada azul eléctrico de un edificio del Grao de Castellón (quizás esa sea la razón por la cual, se incrementa tanto las ventas de gafas de sol, en los vecinos que habitan próximos a tan singular obra), pero bueno bromas a parte, lo cierto es que con ejemplos como este, se seguirá haciendo méritos para continuar siendo una ciudad de cuestionada belleza y orden en su aspecto urbanístico, como sus propios habitantes reconocen con cierto sonrojo.
Independientemente de esta incuestionable y absurda realidad, Castellón también puede presumir de excelentes artistas, que a pesar de todo, siempre tendrán el reconocimiento y el respeto, de los que seguimos creyendo en la nobleza del arte, en la autentica calidad que sabe alzarse por si sola, sin compadrazgos de ningún tipo, revestido de la única verdad que hace libre y autentico al verdadero arte. En donde Castellón se honra con la digna presencia del maestro Traver Griñó.
Por todo ello, muchas gracias maestro por tu obra, esta ciudad está en deuda con usted.
Muchas gracias a todos y hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
2 comentarios:
Una vez más, te felicito por muchas de las palabras que se desprenden de este artículo y que incuestionablemente deberían hacer reflexionar una vez más sobre el reconocimiento que se le atribuye a algunos artistas de la provincia y acerca de la noción del término "arte". Varias son las ocasiones que recuerdo haber presenciado la obra de Traver Griñó en vivo y concretamente, hace pocos meses en una muestra retrospectiva sobre sus cuadros más recientes. En cualesquiera de sus vertientes era poseedor un estilo que le caracterizaba, pero siempre me ha impactado el gran dominio que tenía sobre la acuarela, lo cual magnifica su categoría como pintor. Por otra parte, desconocía lo ocurrido con el mural que había pintado y no obstante me parece un despropósito hacia su persona y su obra. Quizás, quién hubiera sido el responsable de este cometido podría haber intervenido mejor en contra de la construcción del famoso edificio que mencionas del Grao para evitar daños en la visión de todo el que se precie a verlo.
Un abrazo!!
Ante todo gracias Amaury por las palabras y recuerdos que has compartido con nosotros sobre Traver Griñó. Ya sabes que a mi me ha tocado de cerca y para mí siempre será un artistazo poco valorado en su tierra, de la cual el siempre estuvo orgulloso pero en la que los valores culturales siempre han estado relegados a un segundo o tercer plano. Con lo que no es difícil de engañar al público con soles de colores.
De nuevo, Gracias
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