Estimados lectores:
En estos días la Sala Bancaja Hucha de la Fundación Caja Castellón-Bancaja, sita en calle Enmedio 82, expone una serie de cuadros, todos en técnica al óleo sobre soporte madera, de la joven pintora castellonense Patricia Bonet, el titulo escogido en esta ocasión para identificar la muestra es el de “Azul”, en directa y clara alusión al mar, concretamente al mar mediterráneo, que ha sido para esta pintora su fuente inspiradora, además de escenario de lujo, que como testigo de excepción, recogió las más hermosas crónicas de un pasado conciliador, donde judíos, moros y cristianos, compartían cotidianidad y futuro, dejando en su buen hacer, huella enriquecedora en la actual cultura mediterránea, de la que hoy muchos se sienten orgullosos, pero a la vez incapaces de volver, a esa armónica convivencia de los pueblos de antaño. Y es curioso, porque a pesar de todo esto, Bonet quiere alejarse de la crítica social, para reivindicar una obra más contemplativa, emocional y estética, donde el valor del lenguaje en el discurso de la obra, esté fundamentado en el recurso plástico de donde emana un resultado de gran sensorialidad y lirismo.
A pesar de ese aparente hermetismo que a priori la obra de Bonet nos pudiera transmitir, y que por otra parte se encuentra en estrecha sintonía con los antecedentes iconográficos de donde bebe como son: el Suprematistmo de Kazimir Malévich o la color-field painting (pintura de campos de color) de Mark Rothko y Barnett Newman, (imágenes del párrafo) enmarcadas estas ultimas en el expresionismo abstracto norteamericano, el aspecto compositivo de gran esquematismo que Patricia Bonet aborda en todas ellas y que basa fundamentalmente en una línea horizontal a diferentes alturas en el plano de representación, sugiriendo así, las diversas visuales que podríamos percibir del horizonte en el mar a través de una imaginaria ventana que nos sitúa cual “Voyeur” de la inmensidad de sus aguas y unido esto, la amplia gamas de azules que esta pintora incorpora, persiguen de algún modo en su referencia directa con la propuesta, dos sentidos o niveles de lectura en sus obras, por una parte, uno cercano, individual o anecdótico que se encuentra en estrecha relación con la rápida identificación del motivo (el mar) y otro más amplio, sugerente y culto, referido al concepto que en él se encierra, es decir, emociones, escenario de calma y reflexión que pudieran incursionar incluso en lo filosófico o místico y aspectos vinculados a factores de tipo vivencial, entre otros. Es por ello que la obra de Patricia Bonet es tan cercana como universal, tan intimista como común a todos, tan hermética como abierta en sus intenciones conceptuales, lo cual propicia un amplio espectro polisémico del discurso.
Desde el punto de vista formal, las obras presentan un exquisito acabado, donde el uso del color ha sido ejecutado mediante finas veladuras (me atrevería a decir que con aerógrafo), arrojando un resultado de gran delicadeza y belleza, donde el color azul se alza como principal protagonista en muchas de sus variantes y combinaciones. La buena factura en el resultado de sus obras, nos hablan de un trabajo serio y constante, digno de aquellos que pretenden llegar con su arte a lugares más encumbrados de reconocimiento y prestigio.
La obra actual de Patricia Bonet, si bien muy cercana aun a sus antecedentes plásticos, al que dentro de ellos incluyo también a su profesor, el pintor minimalista valenciano Rafael Calduch, (imagen del párrafo) y por lo tanto esto le imposibilita de alguna manera, la aparición de una obra que cuente en la actualidad con una "personalidad" propia en su lenguaje e iconografía; reclama sin embargo con su trabajo, el honorable papel del pintor de siempre, que a pesar de la presión que ejerce la huella tecnológica (refugio por otra parte de tanto fraude y engaño por parte de algunos) está convencido no solo de su contemporaneidad y vigencia si no además, de su clara posibilidad de poder abrirse paso con originalidad y distinción en el actual mundo del arte.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 25 de febrero y podrá visitarse de lunes a viernes de 11.00 a 13.00 horas y de 17.30 a 21.00 horas. De más está decirles que la recomiendo muy efusivamente a todos, porque sin lugar a duda en esta exposición, la belleza reina entre sus paredes.
Hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
En estos días la Sala Bancaja Hucha de la Fundación Caja Castellón-Bancaja, sita en calle Enmedio 82, expone una serie de cuadros, todos en técnica al óleo sobre soporte madera, de la joven pintora castellonense Patricia Bonet, el titulo escogido en esta ocasión para identificar la muestra es el de “Azul”, en directa y clara alusión al mar, concretamente al mar mediterráneo, que ha sido para esta pintora su fuente inspiradora, además de escenario de lujo, que como testigo de excepción, recogió las más hermosas crónicas de un pasado conciliador, donde judíos, moros y cristianos, compartían cotidianidad y futuro, dejando en su buen hacer, huella enriquecedora en la actual cultura mediterránea, de la que hoy muchos se sienten orgullosos, pero a la vez incapaces de volver, a esa armónica convivencia de los pueblos de antaño. Y es curioso, porque a pesar de todo esto, Bonet quiere alejarse de la crítica social, para reivindicar una obra más contemplativa, emocional y estética, donde el valor del lenguaje en el discurso de la obra, esté fundamentado en el recurso plástico de donde emana un resultado de gran sensorialidad y lirismo.
A pesar de ese aparente hermetismo que a priori la obra de Bonet nos pudiera transmitir, y que por otra parte se encuentra en estrecha sintonía con los antecedentes iconográficos de donde bebe como son: el Suprematistmo de Kazimir Malévich o la color-field painting (pintura de campos de color) de Mark Rothko y Barnett Newman, (imágenes del párrafo) enmarcadas estas ultimas en el expresionismo abstracto norteamericano, el aspecto compositivo de gran esquematismo que Patricia Bonet aborda en todas ellas y que basa fundamentalmente en una línea horizontal a diferentes alturas en el plano de representación, sugiriendo así, las diversas visuales que podríamos percibir del horizonte en el mar a través de una imaginaria ventana que nos sitúa cual “Voyeur” de la inmensidad de sus aguas y unido esto, la amplia gamas de azules que esta pintora incorpora, persiguen de algún modo en su referencia directa con la propuesta, dos sentidos o niveles de lectura en sus obras, por una parte, uno cercano, individual o anecdótico que se encuentra en estrecha relación con la rápida identificación del motivo (el mar) y otro más amplio, sugerente y culto, referido al concepto que en él se encierra, es decir, emociones, escenario de calma y reflexión que pudieran incursionar incluso en lo filosófico o místico y aspectos vinculados a factores de tipo vivencial, entre otros. Es por ello que la obra de Patricia Bonet es tan cercana como universal, tan intimista como común a todos, tan hermética como abierta en sus intenciones conceptuales, lo cual propicia un amplio espectro polisémico del discurso.
Desde el punto de vista formal, las obras presentan un exquisito acabado, donde el uso del color ha sido ejecutado mediante finas veladuras (me atrevería a decir que con aerógrafo), arrojando un resultado de gran delicadeza y belleza, donde el color azul se alza como principal protagonista en muchas de sus variantes y combinaciones. La buena factura en el resultado de sus obras, nos hablan de un trabajo serio y constante, digno de aquellos que pretenden llegar con su arte a lugares más encumbrados de reconocimiento y prestigio.
La obra actual de Patricia Bonet, si bien muy cercana aun a sus antecedentes plásticos, al que dentro de ellos incluyo también a su profesor, el pintor minimalista valenciano Rafael Calduch, (imagen del párrafo) y por lo tanto esto le imposibilita de alguna manera, la aparición de una obra que cuente en la actualidad con una "personalidad" propia en su lenguaje e iconografía; reclama sin embargo con su trabajo, el honorable papel del pintor de siempre, que a pesar de la presión que ejerce la huella tecnológica (refugio por otra parte de tanto fraude y engaño por parte de algunos) está convencido no solo de su contemporaneidad y vigencia si no además, de su clara posibilidad de poder abrirse paso con originalidad y distinción en el actual mundo del arte.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 25 de febrero y podrá visitarse de lunes a viernes de 11.00 a 13.00 horas y de 17.30 a 21.00 horas. De más está decirles que la recomiendo muy efusivamente a todos, porque sin lugar a duda en esta exposición, la belleza reina entre sus paredes.
Hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez
2 comentarios:
Hola, Amaury, aunque imagino que a Patricia le habrá faltado tiempo para señalártelo, tan solo matizar que para la ejecución de las finas veladuras, a las que te refieres, NO se ha utilizado aerógrafo: pincel, muchas capas y mucha mucha paciencia. Doy fé de ello.
xano
Estimado Xano.
Te agradezco mucho esa información, pues con ella destacas sobre manera, la buena calidad técnica de esta exposición, que ya apuntaba en mi artículo. Y no es que si Patricia hubiere utilizado aerógrafo la desmerecería, para nada, pues al final de lo que se trata es de utilizarlo con maestría, no obstante, siendo todo realizado a pincel, el tratamiento técnico es sin duda más sorprendente aun.
Muchas gracias por tu información y desde luego es justo destacarla.
Un saludo
Amaury
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