De muy buena podría calificarse la exposición que el pasado 7 de abril quedó inaugurada en el espacio expositivo del centro cultural Castalia Iuris de nuestra ciudad, situado en la Plaza Cardona Vives, 10 – (sótano), del joven escultor Manuel Martí Moreno (Valencia, 1979).
A pesar de que la muestra nos pudiera recordar a algunos antecedentes icnográficos de referencia como son: los del catalán Jaume Plensa, (imagen 1 del párrafo) el israelí Niso Maman (imagen 2 del párrafo) o incluso algunos trabajos de joven orfebre canadiense Bert Lambier, (imagen 3 del párrafo) la muestra de Marti Moreno, resulta de gran atractivo estético y con un buen dominio técnico tanto de los aspectos del dibujo y la anatomía, como de aquellos que intervienen en el proceso de realización de las piezas; como son el soporte, el conocimiento sobre los materiales utilizados, la presentación, etc. Martí Moreno nos muestra en su trabajo un conjunto de cabezas humanas, algunas de ellas de proporciones heroicas, donde se combina principalmente dos tipos o géneros de esculturas, por un lado, el alto relieve en la que el joven escultor utiliza en su modelado, una fina malla de plástico o metal a modo de tul; la cual le aporta a la pieza no solo una inquietante transparencia (poco usual en este genero) si no además una expresiva y a veces enigmática expresión de los rostros que se exhiben. Por otra parte, encontramos la escultura de busto, esta última con un sentido muy sugerente del volumen, donde el autor conjuga en una hermosa y orgánica relación de la tridimensionalidad, tanto al volumen físico, como aquel que justificado en el espacio virtual (hueco) nos indica la correcta terminación de la pieza.
De ese modo, nos encontramos ante un resultado, que a pesar de la supuesta pesadez que pudiera sugerir una cabeza de tales proporciones, gracias al sentido inconcluso de su acabado, el resultado de la obra se alza ante nuestros ojos con gran ligereza visual, fragilidad y belleza.
Quizás este recurso de lo fragmentado o “inacabado”, bien podría hablarnos en el sentido conceptual de su discurso, de la siempre necesaria capacidad de superación que debe tener el individuo durante toda su vida, o dicho de otra forma, la necesidad de ir construyéndose a si mismo poco a poco. Una verdad común, que ha sido más coherente representar, (como así lo ha hecho el autor) desde los rostros anónimos que vemos expuestos en la exposición. Pues ese recurso que ataña a todos los individuos por igual, no solo nos permite relacionarnos e interactuar mejor con el entorno y los demás seres humanos, si no que además actúa como valiosa herramienta de supervivencia en el medio.
También podría aludir a ese sentido filosófico que relaciona a las partes con el todo y viceversa; ese que nos habla del conocimiento concreto de la realidad, el cual consiste no en la sistemática adición de unos hechos a otros, sino en un proceso de concretización, que procede del todo a las partes y de las partes al todo.
Pero en fin, sea cual sea la causa teórica que justifique este maravilloso resultado expositivo, lo cierto es que la muestra de esculturas de Manuel Martí Moreno que ahora se exhibe en el centro cultural Castalia Iuris de nuestra ciudad, es un buen ejemplo que he disfrutado mucho, entre otras razones, por su profesionalidad y belleza estética.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo dia 26 y sería realmente una pena que no fueran a verla.
Hasta la próxima entrega.
Amaury Suárez.
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